Una mujer que llegó al Centro Tres Manuelas pidió protección para evitar otra agresión. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Las historias son casi similares. Por los estrechos pasillos del Centro Tres Manuelas, en el centro de Quito, las mujeres entran y salen. Cuando se les pregunta por qué están allí, unas prefieren callar, pero otras cuentan que los golpes y los insultos de sus parejas les obligaron a denunciarlos.
¿Cómo las ayudan? Una alternativa es dar asesoría legal para obtener boletas de auxilio, un documento creado para proteger a las víctimas y que está dentro del Código Penal (art. 558). Con eso, si una persona ataca a la pareja los policías pueden detenerla.
El lunes, Sandra, una mujer de 50 años, contó que recibió ese documento y lo solicitó luego de que su esposo la golpeara. Él la agarró del pecho hasta dejarle moretones.
Cuando escuchó este relato, la jueza dispuso la medida y además terapia psicológica para ella y su marido. En los 13 años de casada ya había sacado ese documento anteriormente.
Antes del 2013, las comisarías de la mujer eran las encargadas de otorgar esa medida de protección, que tenían como tiempo de vigencia tres meses.
Si la víctima requería de una nueva boleta, debía hacer un trámite para renovarla.
Desde ese año, con la creación de las unidades judiciales de violencia contra la mujer, el documento no caduca. Así lo dice Nelson Tamayo, asesor jurídico en temas de violencia intrafamiliar del Tres Manuelas.
Luz María también recurrió a este lugar. Cuenta que por 10 años sufrió maltratos del padre de sus hijos. La golpeaba al menos dos veces a la semana.
La agarraba del cabello y la arrastraba por el piso mientras la insultaba. Por eso, hace ocho años decidió separarse y un juez le otorgó la boleta. Aunque su esposo se contenía por miedo a ir preso, sus cuñadas la amenazaban con quitarle la vida si denunciaba a su hermano.
“Querían pegarme cada vez que me veían en la calle”, señaló. Hace tres años regresó con su pareja. En caso de que una persona tenga la boleta y sea golpeada, el agresor podría ser sancionado hasta con tres años de cárcel. Si hay lesiones graves, el hecho se convierte en delito de odio, tipificado en el artículo 177 del Código Integral Penal, y sancionado con detención de uno a tres años.
Si el ataque no causa incapacidad de más de tres días se considera una contravención y podría ser sancionada con prisión de siete a 30 días.
Mónica también tenía esta protección, la obtuvo hace un año. Recurrió a eso por los problemas que tenía con su pareja. En ese entonces, él fue arrestado 15 días.
Pero el sábado volvió a atacarla. Ese día, le lanzó un ácido que llevaba en un tarro.
Ahora está preso y podría ser juzgado por intento de feminicidio. Esto es sancionado con cárcel de uno a dos tercios del mínimo de la pena por feminicidio, que es castigado con una prisión de 22 a 26 años.
El Consejo de la Judicatura dice que en el 2014 se entregaron 1 991 boletas a escala nacional, y en el 2015 fueron 5 758.
Las autoridades señalan que estas cifras no muestran necesariamente que la agresión a la mujer se haya incrementado, sino que ahora se denuncia más en las oficinas judiciales.
Florinda, una mujer de 37 años, acudió a una de estas dependencias. Lo hizo porque la persona con quien vivía la ha abofeteado, insultado y humillado en público. Incluso, en tres ocasiones sus vecinos han tenido que esconderla para que no la siguiera golpeando.
En la casa donde vive habitan cinco familias más. Todas han escuchado los gritos de auxilio de la mujer.
Por eso, en mayo del 2014, la dueña de casa la acompañó a denunciar las agresiones. Lo hizo en una Unidad Judicial especializada en violencia contra la mujer. Allí, un juez le otorgó la papeleta de auxilio.
El año pasado, la Fiscalía reveló que el 90% de las víctimas de violencia intrafamiliar sufre maltrato psicológico, mientras que los golpes físicos ocupan el 9,7%. Por esta razón Rafaela,
una joven madre, sacó la boleta.
Su pareja la insultaba y la humillaba frente a los familiares e incluso cuando estaba en la calle. No la dejaba salir de casa, pues decía que iba a estar con hombres a cambio de dinero.
Por eso, en marzo del año pasado sacó la papeleta de auxilio y desde entonces dice que el acoso ha disminuido y que ahora tiene cuidado. Tiene miedo de ir a la cárcel.
En contexto
La prohibición de acercamiento del agresor es otra medida legal que, en el momento, hay para evitar la violencia de género. Además, hay el impedimento de intimidación, persecución o acoso a la víctima. Este recurso aplica al agresor y a terceras personas.