La policía hizo el levantamiento del cadáver la mañana del martes 29 de marzo. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Hace cinco meses, Doris D., de 26 años, presentó una denuncia por violencia intrafamiliar en contra de su expareja. Desde entonces tenía una boleta de auxilio, que es una medida de amparo constitucional y servía para que su exconviviente no se acercara.
Pero en realidad eso fue solo un papel. Ella todavía sufría maltrato e incluso permitía que su expareja, identificado como Juan Carlos S., tuviera contacto con ella. Esto se dio a conocer la mañana de este miércoles 30 de marzo del 2016, en la audiencia de flagrancia contra el presunto responsable de la muerte de la joven.
Ella fue atacada en el interior de su casa ubicada en el sur de Quito, la mañana de ayer, martes, en presencia de su hijo de 9 años. Su cuerpo presentaba golpes y una laceración del pulmón producida por arma blanca. La causa de su muerte fue una hemorragia aguda, así lo detalla el protocolo de autopsia.
Según la Fiscalía, la noche previa al crimen, su exconviviente se presentó en la casa de la víctima en supuesto estado etílico.
El hijo de Doris detalló a la Policía que Juan Carlos se quedó a dormir con ellos y que en la mañana del martes hubo una fuerte pelea.
El sospechoso reconoció que hubo la pelea y justificó que fue por “celos”. Esto se lo dijo a la Policía, pero ante el juez prefirió guardar silencio.
Tras el crimen, el hombre escapó, pero en la noche fue ubicado en el interior de una quebrada en el barrio Lucha de los Pobres, en el sur de Quito.
La Fiscalía lo acusó de femicidio y tras escuchar las dos partes, un juez de garantías penales de Pichincha ordenó su prisión preventiva.
Ahora, el hombre se enfrenta a una condena de entre 22 y 26 años de cárcel, que es la pena por femicidio.