Ashley Nicole B. tiene un año y cuatro meses. Vive en el estado de Georgia, Estados Unidos, y aún no sabe que en Ecuador tiene una hermana, Fernanda N., de 15 años. El único nexo que las conectaba era su madre, Fabiola Neira Pesantez. Pero ella murió en extrañas circunstancias el 26 de diciembre pasado. La joven falleció en su oficina y la causa todavía no se conoce.
Neira tenía 33 años y su vida no era fácil. Desde que llegó al pueblo de Austell, en Georgia, laboró en la fábrica de plásticos CKT. Allí empezó como obrera pero luego de 14 años de trabajo, se la promovió a la parte administrativa, según su tía Gladys Pesantez.
Compró una casa en Georgia y otra en Ecuador. A su nombre tenía dos autos y dos pólizas de seguros. “Mi error es no haberle preguntado mucho sobre su vida, no quería ser entrometida. La quise como mi hija y se fue dejándonos sin muchas respuestas”, se lamenta Pesantez.
Una de las dudas es por qué el registro social está a nombre de Clara Guamán y no de Fabiola Neira. Además, en su trabajo todos la llamaban ‘Clarita’.
Según Pesántez, obtuvo el nombre de Clara Guamán cuando llegó a Estados Unidos. Con ese nombre falso y los documentos de esa persona pudo trabajar.
La tía de Fabiola se enteró que, sin el conocimiento de su familia, su esposo Wegn B. la iba a enterrar en Georgia, el 30 de diciembre, bajo el nombre de Guamán.
“Él sabía que no se llamaba Clara Guamán. ¿Por qué entonces quería sepultarla con ese nombre? Si existe Clara Guamán debe estar viva, se iba a cometer un delito al inhumar un cuerpo sin su real identidad”, dice la tía, quien evitó que se realice ese funeral.
Más de un mes demoró el traslado del cuerpo a Ecuador. Este trámite estuvo a cargo de la Casa Ecuatoriana en Nueva York. El 3 de febrero pasado Fabiola Neira fue sepultada en Cuenca, sin saber las causas de su muerte. No existe un parte médico y Pesantez reclama a la Senami por qué se llevaron el cuerpo sin antes conocer los resultados de la autopsia.
Pablo Calle, representante de la Casa Ecuatoriana en Nueva York, reconoce que en el parte médico dice “causas no determinadas”, pero si se quería esperar el resultado de la autopsia eso iba a demorar unas 10 semanas más y la familia en Ecuador estaba desesperada por obtener noticias y poder enterrar el cadáver. “También se nos informó que este es un asunto que está en investigación”.
Calle dice que el trabajo de la Casa Ecuatoriana no es indagar las causas de la muerte sino atender al pedido clamoroso de una familia que quiere el pronto retorno de su familiar fallecido.
Si el sueño americano se mide solo por los bienes, Neira lo consiguió “aunque sea trabajando como un burro”, como dice su tía. Pero su vida afectiva era una pesadilla. Se casó en secreto hace cinco años. No hubo testigos, ni estuvieron sus amigos y familiares.
“En 2003 me envió un mensaje diciéndome que se casó con Wegn B. para conseguir los papeles de ciudadanía, pero hasta el final de sus días no logró su residencia. Ella nunca aplicó su solicitud a la inmigración estadounidense.
“En julio pasado cuando vino a visitarme a Nueva York la llevé a un abogado de inmigración para que la ayude con los papeles. Allí ella le explicó que no podía obtenerlos por muchas razones que iban en contra del marido. El abogado es testigo de esa conversación”, insiste Pesantez.
Su tía cree que Neira quería regresar a Ecuador a ver a su hija, pero no quería dejar a su bebé sola con su padre.
Este Diario llamó a los dos teléfonos de Wegn B. y dejó mensajes para tratar de esclarecer las circunstancias que rodean a la muerte de Neira. Solo obtuvo esta respuesta vía mensaje: “No tengo nada que decir. Quise mucho a mi mujer, mi vida nunca será la misma sin ella. Mis rezos van para su hija Fernanda y su familia en Ecuador y para la mía también”.
La tía de Fabiola sufre el arrepentimiento por no haber hecho nada, cuando hace un año y dos meses la llamó desesperada pidiéndole auxilio. “Con ese dolor me quedaré toda la vida, pero no estoy dispuesta a quedarme quieta. Voy a seguir hasta saber qué pasó con mi Fabiola”.