Un militar murió ayer en ataque armado

La muerte de Fabián Chango. El auto de Medicina Legal de la Policía trasladó el cadáver  a la morgue. Foto: EL COMERCIO

La muerte de Fabián Chango. El auto de Medicina Legal de la Policía trasladó el cadáver a la morgue. Foto: EL COMERCIO

Arrimada sobre un muro del hospital, Blanca lloraba por su hijo. Las lágrimas corrían por su rostro al recordar que Fabián Chango era el tercero de sus cuatro hijos.

Él nació hace 25 años en Latacunga y hace 8 se graduó como soldado. Hasta ayer trabajó en el Batallón de Selva 55 - Putumayo (Sucumbíos), pero falleció en Quito pasado el mediodía.

Él es uno de los militares que ayer fueron atacados en Puerto El Carmen, un poblado de Ecuador que está asentado en la frontera con Colombia. Los detalles de este hecho se conocieron de inmediato. El Ejército lo informó a través de un boletín oficial. Allí se decía que la patrulla recorría el río San Miguel y que a las 06:10 detectaron una embarcación que supuestamente iba con tanques de combustible. Cuando trataron de hacer los controles esta huyó, luego fue detenida, pero aparecieron dos embarcaciones más.

Sus ocupantes -se relata en el informe militar- usaron carabinas y dispararon contra los soldados.

Por el ataque armado, a más de Fabián Chango también resultaron heridos Javier E. Rommel M.

En la IV División de Ejército, en Orellana, hubo preocupación. El general Fernando Proaño, también relató cómo fue el ataque.

Los tres heridos primero fueron llevados al cuartel militar de la Brigada de Selva 19 Napo, en Orellana. Los médicos lo estabilizaron mientras el alto mando pedía una ambulancia aérea para llevarlos a la capital.

La atención en Quito

Los tres heridos llegaron en una avioneta del Ejército y fueron internados a las 10:30.

Pasado el mediodía, el director médico del centro de salud, Alonso Núñez, decía que en ese momento los especialistas operaban a Chango, que tiene heridas en el tórax y que el estado de sus pulmones se había complicado. “Se tenía que realizar un drenaje para limpiar la sangre”.

En la tarde, el ministro de Defensa, Javier Ponce, confirmó ese estado de salud del uniformado.

Los otros dos militares se mantenían estables. Una gasa blanca cubría la herida del subteniente Javier E. en la cabeza. Vestido con una bata verde, él se movía con impaciencia sobre una camilla, mientras una enfermera lo atendía en la sala de emergencias.

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A 2 metros estaba Rommel M., quien observaba a su compañero. Ambos no querían hablar.

“No pueden dar declaraciones, este es un tema delicado y se encargará de informar el Director del hospital”, manifestó uno de los oficiales que los acompañó a Quito desde Orellana .

En los exámenes médicos se determinó que Rommel M. y Javier E. no tenían heridas graves.

Este último registraba huellas de perdigones en la ceja izquierda, mientras que el primero presenta heridas en el brazo, cuello y hombro derecho.

La llegada de los familiares

La madre de Chango y una tía hacían los trámites para que se pudieran llevar el cuerpo a Latacunga. “Dependemos de los resultados de la autopsia para poder llevarlo a nuestra tierra, la mayoría de trámites y el ataúd están listos. También nos dieron los vehículos”, señaló su tía.

Desde hace 5 años, Fabián convivía con la madre de sus hijos. Su pareja no pudo llegar a Quito, pues se quedó en Latacunga con los niños. “No los verá crecer, ese era su sueño”, dijo Blanca, agachando la mirada y escondiéndola bajo su sombrero café.

La madre espera que el Ejército ayude a sus nietos. “No tenemos (recursos económicos) para darles la educación y que puedan vivir como si su padre estuviera presente. Por eso pedimos de todo corazón que las Fuerzas Armadas no se olviden de este caso y de que él entregó su vida por el servicio”.

Su tía recordó que antes de salir a la frontera se despidió de toda la familia con un beso, abrazó a los hijos y dijo que volvería. “Eso nunca sucederá”, dijo entre lágrimas.

Las tareas militares

A las 14:00 de ayer, un helicóptero MI despegó desde el cuartel del Coca hasta el sector de Putumayo. El general Proaño y cinco oficiales fueron hasta el lugar del ataque. Dijeron que la idea era esclarecer lo ocurrido.

El oficial no explicó si los militares respondieron al ataque. Para este tipo de patrullajes, el Ejército se equipa con fusiles HK y lanchas Phantom, como la usada ayer. Esta tiene una ametralladora en la parte delantera del bote. 20 hombres se emplean en estos controles fronterizos.

Las inspecciones que la Fuerza Terrestre realiza en la frontera se llaman Operaciones militares de defensa interna. Durante 20 días se llevan a cabo los patrullajes, explicó uno de los uniformados del cuartel Napo, del Coca.

En el complejo militar de La Recoleta, en Quito, también hubo movimiento por este hecho. Hasta la tarde se difundieron dos comunicados que de inmediato se difundió en las agencias internacionales y recogió la prensa de Colombia. En un boletín, el Ejército señaló que quienes atacaron a los militares ecuatorianos llegaron en embarcaciones “presumiblemente colombianas”.

El personal militar que se trasladó al hospital donde se encontraban los heridos consoló a los familiares de Chango.

En medio de la tristeza, el director de Bienestar de Personal del Ejército, Fernando Villacís, informó a los parientes de Chango que los gastos del sepelio y el traslado correrían por cuenta del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa). Y también se aseguró la devolución de los aportes acumulados en ocho años de servicio en el Ejército.

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