Mercedes Banda
Comerciante del mercado de Ambato
La seguridad en los mercados es responsabilidad de los comerciantes también, no solo de la Policía. Los robos a los clientes que llegaban al Mercado Central de Ambato nos obligaron a instalar un sistema de Ojos de Águila. Cada vivandera puso una cuota de 6 dólares.
En este mercado laboramos 380 comerciantes que vendemos los llapingachos, legumbres, carnes, entre otros productos.
Antes que nos decidamos por los Ojos de Águila pagábamos guardias de seguridad. Pero los 53 dólares por vendedora no podía ser cubierto por la mayoría y optamos por prescindir la contratación de seguridad privada.
Ahora la vigilancia con cámaras y monitores nos permite identificar a los delincuentes. Pero también nos ayuda a velar por la seguridad de nuestros hijos. En este mercado laboran madres de familia junto a sus pequeños.
En ocasiones, con las cámaras hemos atrapado a individuos que tratan de agredir sexualmente a nuestros infantes.
Pero para la seguridad en un mercado es importante la organización. Eso lo constatamos en este centro de expendio. Los delincuentes se abusaban de la falta de organización y solidaridad entre las usuarias del mercado.