La Penitenciaría del Litoral y el Centro de Rehabilitación Social de Varones número 2, conocido como La Roca, estuvieron ayer con menor presencia militar en sus perímetros exteriores.
Resultó un contraste con el amplio despliegue de militares que se observó el lunes pasado. Ese día empezó el operativo por el cual las Fuerzas Armadas se hacen cargo, por 60 días, del resguardo exterior de las dos cárceles de Guayaquil.
En la Penitenciaría del Litoral, a las 10:00, apenas cuatro elementos de la Fuerza Aérea custodiaban la puerta de ingreso principal a la vieja edificación. Los efectivos están bajo la tutela del Comando Operacional II Marítimo.
Ellos se limitaban a acompañar el trabajo que ejecutaban cuatro policías. Estos revisaban los alimentos que a ese hora un grupo de tres familiares de detenidos les llevaban en el Centro de Detención Provisional (CDP). Los policías también controlaban el ingreso de vehículos por la puerta principal.
La imagen de ayer fue totalmente distinta a la observada en la víspera. No había militares patrullando a pie o en vehículos el largo muro exterior de la cárcel. Tampoco estuvo la enorme carpa que había sido montada el lunes pasado en la puerta del ingreso izquierdo al CDP. En la torre de vigilancia, que el lunes era custodiada por dos militares del Grupo de Operaciones Tácticas, ayer no hubo nadie.
“Se nos ve menos porque ahora estamos repartidos en el perímetro interno”, explicó el cabo del Ejército Milton Recalde, quien protegía con su fusil la puerta principal.
Tampoco se evidenció la presencia militar en La Roca. En el acceso principal al reclusorio permanecían solo dos efectivos de la Armada.
El ministro de Justicia, José Serrano, había anunciado el martes pasado que el resguardo militar sería permanente en el perímetro externo de ambas cárceles, mientras se realiza el proceso de depuración de los guías penitenciarios .