Jorge S.
Víctima de la delincuencia
Hace cuatro años viajamos de vacaciones al cantón Milagro (Guayas). El viaje fue tranquilo desde Ambato. Llegamos en la tarde. Ese día, organizamos un paseo al balneario de Salinas. Con mi familia conversamos y acordamos viajar en nuestro automóvil, sin embargo, al siguiente día, decidimos ir en bus.
Salimos a las 06:00 a la Terminal de Guayaquil. Allá tomamos otro bus para que nos llevara a esa ciudad. La mañana soleada fue espectacular. Llegamos sin contratiempos. Paseamos, fuimos a la playa, almorzamos y nuevamente regresamos al mar. Sin darnos cuenta se nos hizo tarde. A las 16:20 decidimos regresar. Las tres horas de viaje hacia Guayaquil fueron normales.
Compramos los últimos siete boletos para regresar a Milagro. No logramos conseguir viajar unidos, sino separados. El bus estaba lleno, pero el chofer pasando el puente de Durán permitió que se subieran más pasajeros.
Subieron cinco hombres que pasaron empujando y sin pedir permiso. Se repartieron en todo el pasillo del bus. Me pareció su comportamiento raro e indisciplinado. A los dos sospechosos que iban adelante les miraba disimuladamente. Ellos veían a cada uno de los pasajeros. Saqué como conclusión que podían ser atracadores. Con mi hermano conversamos sobre el tema, pero no pudimos hacer nada.
En el sector El Recreo cerca de Yaguachi, uno de ellos en forma violenta sacó un revólver e hizo un disparo al techo.
Los gritos y el pánico se apoderaron de la gente. Nos arrancharon nuestras pertenencias. Lo peor estaba por venir. Comenzó un tiroteo, creo que en la parte posterior venía un Policía y comenzó a disparar.
Los hombres también respondieron. Lo único que hice fue agacharme. Comencé a rezar, lo vidrios se quebraban. Eso duró unos cinco minutos. Los perpetradores escaparon.
Todo quedó en silencio. No sentí que estaba herido en la espalda. Mi hermano se dio cuenta que sangraba. Me dieron un balazo. Mis familiares me llevaron al peaje de Yaguachi. Allí solicitaron una ambulancia. De suerte venía una, pero sin paramédicos. Me acostaron en la camilla y fui al hospital. Allá me enviaron a hacer una radiografía.
Sin dinero, pedimos ayuda en el área social, solo me rebajaron USD 10 de los 30 que costaba, me apoyaron unas personas. Gracias a Dios el proyectil chocó en una parte de mi columna y se desvió a las costillas. Hace un mes, me operaron y extrajeron el proyectil de 9 milímetros.