Era cerca del mediodía y caminaba por el Centro Histórico de Cuenca, por la calle Mariscal Sucre. Lo hago a menudo por ese sector que es muy concurrido.
[[OBJECT]]Ese día llevaba una funda con un par de zapatos que recién acababa de comprar en la calle General Torres, que está a una cuadra de distancia.
Me aprestaba a tomar un bus para dirigirme a mi casa, que está ubicada al sureste de la ciudad. De pronto un individuo me obstaculizó el paso. Todo fue tan rápido porque en medio del tumulto de las personas solo sentí su brazo sobre mi cuello.
En el forcejeo perdí el conocimiento, creo que por unos cinco minutos. Lo único que sentí es que ese delincuente me asfixiaba, no sé si fue una o varias personas. Cuando me reintegré me había bolsiqueado y se había llevado mi dinero, no sé por qué razón no se llevó los zapatos.
Cuando desperté y recuperé el conocimiento me encontraba en un pasillo de una casa, que está a una cuadra de distancia del lugar donde me sorprendió el ladrón. Estaba totalmente asustado y tenía temor de salir de allí y volverme a topar con ese individuo.
Mi robo fue sorprendente. No recuerdo el rostro del o de los ladrones, en mi memoria solo está la imagen de un brazo. Además ningún ciudadano se percató de lo que me ocurría, nadie me ayudó, ni observó que fui llevado a la fuerza hacia ese pasillo.
Ese delincuente actuó con tanta astucia al no hacer escándalo, sin duda era uno experto y creo que me estaba siguiendo.
Él supongo que se imaginó que tenía una suma importante de dinero, pero no era así. Aunque para mí fue una cantidad considerable porque no gano mucho.
Digo que fue un robo sorprendente, porque hubo un elemento que ahora me causa risa. Solo me dejaron unas monedas para que pague el pasaje del bus.
Solo quería llegar a mi casa. No se me ocurrió poner una denuncia en la Policía ni en la Fiscalía porque creo que hubiera ayudado en mucho.
Después que me ocurrió esa situación tengo más precaución cuando camino por la calle. Me fijo quién camina por mi alrededor y estoy atento si alguien quiere impedir mi paso.
Luego de un asalto una persona se queda temerosa, desconfiada y, en estos últimos tiempos, mis nervios aumentaron por los altos niveles de inseguridad que hay en la ciudad y en el resto del país. Casi todas las semanas algún familiar o amigo me cuenta sobre robos que les ocurren o que ellos escuchan.