Trabajo en la Municipalidad de Ambato y cada día observo asaltos y robos en las calles donde trabajo. Sin embargo, nunca imaginé que me convertiría en otra víctima de la delincuencia.
Alrededor de las 18:30, esperaba el bus para dirigirme a mi casa, que está ubicada en el oriente de la ciudad. Me encontraba en la parada situada en las calles Juan Benigno Vela y Lalama. Recuerdo que llovía y estaba oscuro. Eso fue aprovechado por dos adolescentes de 17 años para asaltarme.
Recuerdo que los jóvenes eran un hombre pequeño y una mujer atractiva. Cuando les vi no me imaginé que iban a atacarme. Estaban vestidos con buena ropa.
Ellos se me acercaron y me arrinconaron. El tipo sacó un desarmador pequeño y me amenazó. Entre tanto, la chica me revisó los bolsillos y entre los dos se llevaron todo lo que tenía: mi celular, un flash memory, USD 10 y mis documentos. No recuerdo haber sacado mi teléfono para presumir, tampoco para hablar, pero sabían dónde estaba mi aparato.
Perdí USD 220 en el atraco. Lo más triste fue que recién estrenaba ese celular táctil que me había comprado con mucho esfuerzo.
Después de robarme se fueron de lo más campantes sin que nadie intervenga. Incluso me dio miedo seguirles porque ellos no andan solos y su gente está en las esquinas para defenderlos.
Yo creo que nadie interviene en un asalto porque hay temor en la ciudadanía. Confieso que cuando he visto que asaltan a las personas en la calle, no he hecho nada por evitar conflictos. Debemos cambiar esa manera de pensar, pero es difícil porque no sabemos cómo actuar frente a un robo.
Después de que me quitaron mi teléfono adquirí uno nuevo pero más barato. No quiero pasar por la mismo, los celulares caros atraen a los delincuentes.
Ahora miro por todos lados cuando camino, guardo mis pertenencias y no me confío de la gente que parece inofensiva. Las paradas de buses siempre tienen este tipo de problemas. Falta presencia policial, municipal y de guardias de seguridad, principalmente en las horas pico.
Para mi suerte no hubo disparos ni heridos. Pero la gente que vio el asalto estaba asustada. Es triste ver cómo las personas caminan frente a los asaltos y no ayudan ante una emergencia. El atraco se produjo frente a una entidad financiera. Cuando la Policía se enteró de lo que me había sucedido, montó un cerco en el sector para atrapar a los delincuentes, pero lamentablemente lograron escapar. Es una pena que no existe solidaridad entre nosotros.