Desde la puerta de un restaurante en La Mariscal, una mujer de baja estatura, cabello obscuro y tez trigueña pide que su identidad no sea revelada porque siente temor.
“La gente que vende droga es peligrosa. Desde hace 10 años la situación ha empeorado y algunas personas que trabajamos acá preferimos dormir en los locales luego de la jornada laboral, porque salir a las 03:00 es muy peligroso. Incluso a las 07:00 no se puede caminar con calma”, dice.
Los asaltos y la venta de droga son permanentes en esa zona. Según un informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), nueve personas han sido asesinadas en La Mariscal por venganza, desde enero del 2010 hasta mayo del 2012.
En lo que se refiere a los delitos y asaltos, en Quito se han reportado 607 asaltos a personas en los primeros cuatro meses del 2012. A eso se suma que en el 2010 el OMSC identificó que en 51 barrios de Quito se expende y consume droga, y catalogó a 13 de ellos como los de mayor incidencia; La Mariscal consta dentro de ese listado. Frente a esos problemas la Policía realizó el operativo Alianza, la noche y madrugada del 2 y 3 de junio pasados.
“Se logró la detención de 64 personas de las cuales 15 corresponden a presunto tráfico de estupefacientes, nueve por migración, y 21 personas por robos y asociación ilícita”, informó el Municipio en un comunicado. También fueron clausurados 11 establecimientos del barrio y se dio inicio al proceso de expropiación de 11 inmuebles abandonados.
El ministro del Interior, José Serrano, resaltó que se mantendrán los trabajos de inteligencia en este sector, porque lo fundamental es que estas bandas no se reorganicen en el mediano o largo plazos.
La mayoría de bares, discotecas y restaurantes se ubican a lo largo de las calles Juan León Mera y José Calama. En las esquinas de la Joaquín Pinto y la Mariscal Foch, desconocidos permanecen allí. Personas se acercan y les entregan dinero por paquetes pequeños.
Esto ocurre pese a que policías patrullan el sector. El viernes, agentes motorizados recorrieron las vías y militares en camionetas apoyaban en el control de armas.
Una moradora de La Mariscal dice que los expendedores de droga se instalan en las bancas de calles como la Juan Rodríguez o la Lizardo García, tanto en la mañana como en la noche, y todos saben quiénes son. Los huéspedes de hostales son asaltados con frecuencia. “A veces les esperan afuera del hostal para robarles cuando regresan en la noche”.
Aunque las autoridades anunciaron que el operativo Alianza terminó con la detención de más de 60 sospechosos que supuestamente se dedican a la venta de droga, los moradores se quejan que las bandas siguen operando.
Miembros del Grupo Zona Mariscal, creado en 1996 como reacción a los problemas de inseguridad en ese barrio e integrado por dueños de locales comerciales y moradores, señalan que las bandas detenidas en el operativo Alianza “volvieron por venganza y están reforzadas”.
En un comunicado, la organización indicó que ocho días después de la intervención de la Policía, las personas que fueron aprehendidas protagonizaron escenas de violencia y los locales clausurados fueron abiertos otra vez.
Para el jefe de operaciones del Circuito La Mariscal, mayor Julio Navarrete, luego del operativo han continuado los controles antidelictivos y de armas de fuego”.
No obstante, él advierte que el problema “difícilmente se va a poder eliminar por completo. Se detiene a alguien y otros se adueñan de ese territorio. Pero no es verdad que han regresado, ellos están detenidos, con instrucciones fiscales e indagaciones previas”.
Frente a los problemas de inseguridad relacionados con la comercialización de drogas, el grupo Zona Mariscal hizo un pedido a la Asamblea Nacional para que, dentro del debate por la aprobación del Código Integral Penal, se analice el tema de los controles al consumo de drogas en la vía pública. “Hemos detectado el vacío legal existente en este tema. Es cierto que el consumo fue despenalizado hace años, pero recién ahora se va a determinar la cantidad que diferencie el consumo del tráfico. A diferencia de lo que sucede con el consumo de alcohol (legalizado en el país), no hay ninguna regulación respecto del consumo de drogas en sitios públicos”, indica Juan Baquerizo, presidente de Zona Mariscal.
[[OBJECT]]