Las 365 sillas que tiene el Auditorio Simón Bolívar de Guayaquil (ex MAAC Cine) resultaron insuficientes. El público tuvo que improvisar asientos en el suelo. Otros, muchos, a falta de puestos, prefirieron retirarse.
No era la primera vez que se presentaba el documental Con mi corazón en Yambo, de María Fernanda Restrepo, en Guayaquil. Pero la función gratuita de la noche de ayer, tenía un agregado especial: la presencia de la realizadora de 34 años.
Restrepo había convocado al público guayaquileño a un plantón con velas, luego de terminada la cinta, que dura 2 horas y 15 minutos, en la planchada ubicada entre el Malecón 2000 y el Fortín del Barrio Las Peñas. En ese lugar, que queda a pocos metros de la sala donde se exhibió el documental, el Municipio tiene previsto instalar, el próximo mes, un monumento a León Febres Cordero, ex alcalde de Guayaquil.
El documental, que narra las desapariciones de Andrés y Santiago Restrepo (hermanos de la cineasta) en 1988 durante el gobierno de Febres Cordero, terminó alrededor de las 22:15. Enseguida, Restrepo tomó el micrófono y se dirigió al público.
“No me esperaba que iba a venir tanta gente. No traje suficientes velas”, fueron las primeras palabras de María Fernanda Restrepo, mientras observaba el aglomerado escenario.
Algunos espectadores acudieron con camisetas que llevaban impresas frases críticas a la construcción de la estatua. “No permitas un monumento en tu memoria” y “Prefiero una cabeza de ratón que la de León”, fueron algunas de ellas.
Luego de esto, la documentalista invitó al público al plantón. Se repartieron velas entre los asistentes. Ya en la planchada, Restrepo pidió al público, de edades muy variadas, que se sentara en el suelo. Se conformó un círculo. Ella se sentó en medio.
“Me parece muy triste que se eleve un monumento a un personaje que hizo daño a muchas familias”, expresó, mientras encendía su vela blanca y el público la imitaba.
“Yo como guayaquileña estoy sorprendida que le hagan un monumento a un asesino”, alcanzó a decir Claudia Chávez, una asistente de 45 años.
La cineasta, que cargaba unas gafas sobre su cabeza y unas botas plomas, asintió lo dicho por la mujer. Pidió al público dejar la “mediocridad” a un lado y no conformarse con los cambios de la fachada de la ciudad. “Guayaquil necesita mucho más que cemento”, criticó Restrepo.
Enseguida, llevó a cabo, junto con los asistentes, un minuto de silencio en honor a sus hermanos jamás hallados y “todos los desaparecidos”. Un lío, que no pasó a mayores, interrumpió la tranquilidad que se había instalado en el lugar.
Se trataba de la inesperada presencia de tres guardias municipales en el acto. Esto enfureció a mucho de los asistentes. “Fuera roba-burros”, “Ustedes son igual de tiranos que (el alcalde de Guayaquil, Jaime) Nebot”, fueron algunos de los gritos.
Superado el percance, con los metropolitanos obligados a retirarse, Restrepo continuó con su discurso reflexivo.
“Si no se puede evitar la construcción del monumento pues estará ahí para señalarlo. Serán 7 metros de infamia”, concluyó, haciendo alusión al tamaño que tendrá la obra del Municipio de Guayaquil.