El 2 de julio, María Fernanda Cortez llamó desesperada a su casa. “Lloraba. Decía que todo estaba lleno de humo”, recordó Emiliano L., su tío.
Esa fue la última vez que escucharon su voz. Antes del incendio en el edificio Las Cámaras, en el norte de Guayaquil, la joven de 25 años desarrollaba su rutina normal como asistente de la Vicepresidencia de la Cámara de Industrias. Tenía un año en el cargo y poco antes había terminado su carrera en Comercio Exterior.
Cuando el humo cubrió el cuatro piso, María Fernanda buscó refugio en un baño junto a otras dos jóvenes. Una de ellas era Estefanía Cepeda, de 28 años, la recepcionista que murió en el lugar. Los bomberos rescataron a María Fernanda y a una joven diseñadora de la Cámara. Ellas fueron las últimas en salir del edificio.
Pero la primera no logró superar las graves quemaduras en sus vías respiratorias. Estuvo 19 días en Cuidados Intensivos de una clínica, siempre en estado de coma y conectada a un respirador. A las 05:00 de ayer falleció por un paro cardiorrespiratorio, según los médicos.
“A ratos tenía mejorías, confiábamos en Dios en que saldría. Ella era el sustento de su familia”, contó su tía Elfia Vera la mañana de ayer junto al carro de Medicina Legal. Miembros de la Policía llegaron a la clínica para el levantamiento del cadáver y la autopsia.
Afuera de la morgue, el presidente de la Cámara de Industrias, Henry Kronfle, dialogó con los familiares e informó que aún esperan los resultados del peritaje de la Policía para esclarecer las causas del siniestro en Las Cámaras.
María Fernanda es la cuarta víctima del incendio. También fallecieron Jackeline Alvarado, de 40 años, contadora de la Cámara; Estefanía, de 28 años, recepcionista; y un nonato de 7 meses, debido a que su madre, Paola Flores, cayó cuando intentó salir del edificio deslizándose por una manguera. Mientras los familiares de María Fernanda preparaban su velatorio, la diseñadora de 28 años, que estaba junto a ella el día del incendio, se recupera.
La joven pasó de terapia intensiva a una habitación del Omnihospital y supera rápidamente las quemaduras de tercer grado que afectaron sus vías respiratorias. “Es un milagro”, dijo su esposo.
Las recuperaciones
Paola Flores, quien perdió a su bebé cuando trataba escapar del incendio, se alista para otra cirugía de cadera. Requiere 14 donantes de sangre. Está en observación en una clínica.
Sus amigos y familiares organizan un concierto de música cristiana para recaudar fondos. Las entradas cuestan USD 3.