María Dolores Trujillo: Solo reconocimos a Julia por el color de las uñas de sus pies

María Dolores Trujillo. Testigo del accidente en Mindo.

María Dolores Trujillo. Testigo del accidente en Mindo.

María Dolores Trujillo. Testigo del accidente en Mindo.

Conocí a Julia en Nueva Jersey, fue mi primera amiga cuando fui a vivir allá. Hace 10 días vinimos al país de vacaciones, era la segunda vez que lo hacíamos juntas. Julia llegó con su pareja Jorgan Wahlsten y con otro amigo que se llama Álex. Yo vine con mi esposo.

Primero estuvimos en el Cuyabeno seis días y el pasado sábado nos fuimos para Arashá. Allá nos ofrecieron un paquete para ir a Mindo a hacer canopy y mirar a las mariposas. El domingo en la mañana, un auto de la Arashá nos llevó a Mindo. Íbamos con un guía que se llama David. Mi esposo decidió no acompañarnos.

Llegamos a la zona del canopy. Había cuatro cables por los cuales podíamos pasar. Nos dieron cascos y nos pusieron los arnés. Nos recibieron dos guías con camiseta naranja. Uno de los guías era mujer. Ella nos hizo una demostración de cómo se hacía canopy.

Julia, Álex, Jorgan y yo pasamos el primer cable. Todo iba bien. Avanzamos a una segunda estación. Ahí teníamos dos opciones para hacernos: Superman, en el que vas viendo hacia abajo y con los brazos abiertos, o mariposa, en el que vas con la vista al cielo.

Primero pasó Jorgan con el guía hombre. Luego le tocó a Julia que iba con la mujer. Nosotros nos quedamos observando.

Eran las 10:15, más o menos. Veíamos pasar a Julia, cuando oímos un ruido extraño y de repente y con terror vimos que el cable en el que se movían Julia y la guía se desprendía. Las dos cayeron. ¡Nos quedamos helados!

El guía empezó a gritar ¡ñaña, ñaña! Ahí supimos que era su hermana. Él pasó con un cable rápidamente. Luego, David, el guía de Arashá, también se bajó. Yo me quedé con Jorgan, que solo lloraba. Él y Álex no hablan español, yo tenía que sobreponerme al dolor y tratar de tranquilizarlos.

Al lugar empezaron a llegar curiosos que estaban cerca y en los alrededores. También llegó una señora y una chica jovencita, muy pequeña. Ella preguntó qué pasó y dijo que la guía Jesenia tenía una hija, que no podía ser justo todo lo que estaba pasando.

Angustiados, decidimos volver al sitio en el que nos dieron los cascos y demás. Ahí solo estaba una señora con un celular. No tenían un sistema para comunicarse, solo un celular, en una zona en la que no había mucha señal.

A las 11:30, llegaron dos policías. Me acerqué desesperada y les dije que nos ayudaran y que me dijeran qué plan tenían para rescatar a mi amiga. Me dijeron “de lo que sé su amiga ya murió”.

A las 13:00, llegó la ambulancia y sacaron a la guía que estaba herida. Teníamos angustia. Yo le pedí a la señora que estaba en el sitio de los cascos que me prestara su teléfono y llamé a mi esposo en Arashá y a mi familia en Quito.

Esperamos siete horas hasta que la Policía sacara el cuerpo. Miembros del GOE ayudaron. A las 17:30, sacaron el cuerpo de mi mejor amiga, de mi hermana. Solo reconocimos a Julia por el color de las uñas de los pies.

Jorgan no paraba de llorar. Él decía que nunca la iba a olvidar.

El cuerpo fue colocado en un carro del GOE , que se estacionó en la calle principal de Mindo. Empezó a llover. Alguien nos facilitó unas chompas, pero estábamos empapados. Toda la gente, los curiosos nos rodeaban. Los pies de mi amiga estaban visibles ante un montón de gente.

Julia fue llevada a Quito. Llegó mi familia y todos exigimos que se le realizara la autopsia allá, no queríamos saber nada más. Mi esposo, en cambio, salió de Arashá con las maletas de todos y con el pasaporte de Julia.

Mi amiga y Jorgan tenían dos hijos. Por eso, él se fue el pasado martes para explicarles a sus niñitas que mamá había muerto.

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