La última vez que Manuel Cueva Condoy se comunicó con su familia fue al mediodía del martes. Tenía previsto retirar una fuerte cantidad de dinero del Banco Internacional en la agencia del Riocentro Los Ceibos, en el norte.
Su esposa Leidy Rivas no supo más de él hasta la madrugada cuando le avisaron que fue encontrado sin vida en su auto en la vía la Costa. En el kilómetro 32 de la carretera una patrulla de la Policía localizó el vehículo tipo jeep BMW de placas: GNY – 722.
Eran las 22:30 del martes cuando encontraron el carro a un costado de la vía. Cueva, de 31 años, estaba maniatado con cinta de embalaje en el asiento de atrás del carro. Igual estaban sus dos acompañantes: Marco Sanmartín, de 30 años, y Ángel Moncayo Condoy, de 29. Pero recién tres horas después fue posible retirar los cuerpos que estaban como metidos a la fuerza en el asiento trasero. Las puertas del vehículo estaban bloqueadas con un sistema de seguridad.Recién a la 01:30 una grúa llegó al lugar para remolcar el vehículo de lujo gris hasta las dependencias de Criminalística de Policía Nacional, en Mapasingue, en el norte. Ahí, un equipo especializado del Cuerpo de Bomberos rompió las seguridades y se pudo abrir el carro. Todo en presencia del fiscal y con cuidado para que no se perdieran las evidencias.
El fiscal Xavier Espinoza (jurisdicción del cantón Playas) dijo que los tres hombres estaban acribillados y maniatados. Al parecer habían sido ejecutados en el interior del vehículo, ya que había sangre regada en las paredes.
Según el fiscal, los tres tenían sus rostros tapados con unas camisetas celestes y encima había una cinta de embalaje, que les cubría desde la nariz para arriba.
En la cabina se encontró casquillos de balas, lo que hace presumir que los disparos se hicieron en el interior del carro.
Ayer en la mañana, en los exteriores de la morgue del Hospital de la Policía los familiares no sabían lo que había ocurrido. La esposa de Cueva prefirió no hablar.
En la denuncia que Leidy Rivas puso en la Fiscalía del Guayas dijo que su esposo tenía planes de retirar dinero del banco, pero en el carro no había nada. Además, presume que los asesinos de su esposo se robaron un lote de joyas, una computadora portátil y una chequera que él cargaba.
En la denuncia recordó que alrededor de las 12:30 Cueva se comunicó con ella para decirle que iría en su vehículo al banco. Lo acompañarían Moncayo y Sanmartín, ambos parientes recién llegados de su natal Loja.
Pero más tarde se extrañó que su esposo no le volviera a llamar para preguntar por sus hijos. Fue ahí cuando lo llamó y tenía apagado el celular, hizo un segundo intento y tampoco tuvo respuesta. El resto del día pasó preocupada. Hasta que alrededor de las 01:30 recibió la llamada con la novedad del hallazgo. Ahí, pidió a un tío que fuera a Criminalística a reconocer si el vehículo era el de Cueva. La respuesta fue positiva.
Entre todos los familiares, ayer en la morgue, comentaban que no tenían sospechas de las causas del triple crimen. Durante la autopsia se comprobó que los tres hombres tenían disparos en la cabeza, lo que les provocó la muerte, pero no se informó el número. Además, las manos las tenían atadas hacia atrás de sus cuerpos y no presentaban signos de tortura.
Yolanda Rivas, suegra de Cueva, fue la única que quiso hablar. A las 11:00 ya vestía de luto. Ella dijo que la última noticia que tuvieron de su yerno era que iría al banco. Cueva trabajaba en la compraventa de vehículos con la concesionaria de vehículos Jekesa SA, ubicada en la ciudadela Keneddy, en el norte. Sus acompañantes eran parientes lejanos.
Consejo de Seguridad analiza
El tema de los asesinatos horrendos que se han registrado en Guayaquil en la última semana se analizaron ayer en el Consejo de Seguridad del Guayas.
El gobernador Roberto Cuero dijo que se presume que los crímenes están relacionados con la desarticulación de bandas de traficantes de drogas. Explicó que hay asesinatos en serie que coinciden con los casos de drogas registrados en la provincia. Pero no dio más detalles.
A parte del triple crimen de Manuel Cueva, Ángel Moncayo y Marco Sanmartín, el fin de semana también ocurrió otro crimen similar. Tres jóvenes fueron asesinados y encontrados en el recinto Jeve en las afueras del cantón Pedro Carbo (Guayas).
Ellos vivían en el bloque cuatro del barrio Paraíso de la Flor, en el noroeste de Guayaquil. William Cárdenas, 23 años, trabajaba como obrero en un taller de costuras; Carlos Xavier Granoble, 18 años, se desempeñaba como mecánico; y Jonathan Tumbaco, 17 años, cursaba el segundo año de bachillerato. Granoble y el menor eran primos.
Los chicos tenían varias heridas de bala, principalmente en la cabeza. Sus cuerpos estaban entre los matorrales, con sus cubiertos con una prenda de vestir. Además, tenían evidencias de haber sido torturados.
Los tres jóvenes asesinados vivían en el bloque cuatro del barrio Paraíso de la Flor. Habían salido de sus domicilios a las 21:00 del sábado pasado y se dirigían a una fiesta en el recinto Pan y Agua, en Pedro Carbo. Pero fueron encontrados sin vida el domingo a las 06:00 por un grupo de campesinos que estaba por la zona agrícola.
En la morgue de Daule permanecieron 12 horas hasta que se realizaron las autopsias y sus familiares pudieron traer sus cuerpos hasta Guayaquil.
Los tres muchachos pertenecían a un grupo evangélico de la comunidad. Los familiares presumen que viajaron en un bus intercantonal y que al bajarse fueron interceptados por los asesinos.
Punto de vista
Alfonso Zambrano/ Catedrático de la U. Católica
‘Guayaquil está desprotegida’
Al visitar Guayaquil, cualquier persona puede observar que no hay patrulleros. Talvez, el ciudadano puede decir que no hay vehículos o efectivos por falta de infraestructura, pero el uniformado también debería trabajar a pie. Es decir, en las calles o plazas.
Hace algunos años, en esta ciudad se instalaban unas carpas con dotación policial y eso tuvo un efecto disuasivo, porque el delincuente sabía que en ese lugar había una reacción inmediata de las fuerzas del orden. Sin embargo, Guayaquil es, lamentablemente, una ciudad desprotegida.
Desde mi punto de vista, un error histórico es la confrontación entre el Municipio, que ayudaba con el tema de seguridad, y el Gobierno. Al final de la jornada, el perdedor es Guayaquil porque no hay suficientes efectivos y patrulleros para dar seguridad.
La Policía tiene un rol, al principio, de actuar como mecanismo de prevención, pero este es lejano de la realidad. El tema es que, además, esta institución debe actuar, no solo en defensa de la propiedad o de las personas, sino también, en un momento dado, como un mecanismo de prevención de toda clase de delitos.
Los uniformados tienen que utilizar mecanismos de represión justa y proporcionada frente al incremento de la delincuencia. Pese a que hay problemas, la institución ha trabajado muy bien en el combate al narcotráfico.