El 12 de junio, en las bodegas de la PJ de Quito, los agentes exhibieron los USD 2,5 millones falsos antes de su destrucción. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
A cientos de kilómetros, en las ciudades peruanas de Callao, Tumbes, Lima o Cuzco, se inicia el recorrido de los dólares falsos que entran al Ecuador. Contrabandistas, ‘turistas’ o transportistas están detrás de esta poderosa actividad ilegal.
Desde el 2000, a raíz de la dolarización, las mafias extranjeras consideran al país como un punto clave para este negocio.
La cifra de billetes que los grupos criminales introducen es incalculable. Solo en los últimos cuatro años, el sistema financiero detectó USD 2,5 millones de dinero falso en transacciones bancarias locales.
Cada mes, las entidades entregan, en promedio, 3 000 billetes adulterados, un monto que no revela la cantidad real que circula a diario en el país.
Las redes internacionales introducen el dinero por zonas clandestinas y pasos fronterizos ubicados en Loja, El Oro y Guayas, en el sur, y Carchi, en el norte. Hay tres modalidades para lograrlo, según la Policía.
La primera: a través de camiones que traen productos agrícolas al país. Para los agentes que operan en los puestos fronterizos resulta una tarea imposible revisar todos los cargamentos. “Cada día ingresan decenas de camiones. Se inspeccionan cinco, ocho, 15 o hasta 20 quintales, pero hay otro porcentaje que no”, admite un agente a este Diario.
Dos: se conoce que las mafias despachan el dinero ilegítimo desde buses interprovinciales, bajo la fachada de encomiendas. En Ecuador, otros miembros de la organización delictiva retiran los envíos. Esta modalidad fue identificada hace tres años por la Policía peruana cuando descubrieron dos cajas con USD 95 000 falsos.
Una tercera modalidad -al igual que sucede con el narcotráfico– es captar a ‘mulas’ para que finjan visitas al país e introduzcan los dólares en maletas doble fondo, artesanías…
Pero estos traficantes tienen una ventaja importante, a diferencia de los capos de la droga: los canes no tienen la capacidad para detectar dinero.
De ahí que son esporádicos los decomisos que logra la Policía en la frontera. Los hallazgos se dan sobre todo en las ciudades donde finalmente llegan los billetes, como Quito, Guayaquil, Cuenca o Portoviejo, por su actividad comercial.
Ya en estas ciudades, las mafias negocian el dinero falso con grupos delictivos locales e incluso corrompen a ciertas personas de agencias financieras.
Hace tres semanas, por ejemplo, un juez de Los Ríos ordenó el allanamiento a una oficina de pagos rápidos porque cuatro personas de la tercera edad denunciaron haber recibido dólares ilegítimos al retirar el Bono de Desarrollo Humano.
En el operativo, los agentes encontraron en esa dependencia USD 160 falsos en billetes de USD 20 y arrestaron a la cajera que entregó tres de los cuatro comprobantes de pago. El caso ahora se investiga.
Inteligencia detectó que en las grandes ciudades del país, los grupos criminales extranjeros comercian los dólares, según la calidad. “Por ejemplo, venden USD 10 000 falsos a cambio de USD 2 500 verdaderos. Esa es más o menos la relación”, revela un uniformado.
Las redes delictivas locales que acceden a este trato luego hacen un trabajo meticuloso, que requiere de tiempo, pero que arroja ganancias sustanciales. Van a mercados, grandes bodegas de víveres o lugares informales y compran, con los billetes adulterados, productos al por mayor. Quintales de arroz, de azúcar, papas, etc.
Esa comida luego la expenden en otros lugares a montos menores. De esa forma lavan el dinero y culmina el proceso.
La Policía Judicial señala que en Ecuador no hay talleres clandestinos dedicados a esta actividad ilegal. Todo ingresa, en un gran porcentaje, desde Perú. Informes del Servicio Secreto de EE.UU. señalan que actualmente ese país es el principal productor de dólares falsos a escala mundial.
La copia es tan buena que a simple vista no se distinguen irregularidades. Esto ocurre porque las mafias utilizan papel moneda verdadero. Lavan con químicos los billetes de USD 1 hasta que quedan blancos y luego imprimen los datos de USD 5, 20, 50 o 100. Un marcador no detecta el engaño.
Aunque se conoce que también emplean papel convencional y ‘expertos’ se encargan de dar los acabados (relieves, banda de seguridad, marca de agua) a los billetes. En el Ecuador se quedan los de baja denominación (USD 5, 20) y a EE.UU. llegan los de USD 100.