Los policías vigilan las afueras de los colegios para evitar el expendio de las drogas. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
Los nombres se vuelven comunes entre los adolescentes. Los llaman mariachi y capuchino. Estas no son más que denominaciones que las mafias dan a las nuevas drogas que obtienen al mezclar heroína, cocaína o marihuana.
El problema es más fuerte en Guayaquil. Hasta ahora, allí de lo único que se hablaba era de la ‘H’, un narcótico que se consigue al combinar heroína, residuos de cemento y hasta anestésico para el ganado.
En el Suburbio todos conocen las fórmulas inventadas por microtraficantes y también la estrategia para acercarse a los chicos. Las primeras tres dosis son regaladas, luego los obligan a comprar los paquetes.
A José, un chico de 18 años, le sucedió aquello. Le dijeron que el capuchino era una sustancia más fuerte, pero que debía consumir si quería estar “en onda”. Ahora, su dependencia ha empeorado.
Lo grave de estas mezclas es que producen una adicción más crónica, potencializa la ansiedad, el sueño se trastorna al extremo y se pierde la capacidad de autocontrol.
En la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Instituto de Neurociencia de Guayaquil, médicos como Genaro Trujillo, ya han detectado estos casos. “Ya no depende de la cantidad que consuma sino de la necesidad de experimentar nuevas sensaciones”, señala.
Pero la UCA no tiene cifras específicas de quienes consumen las mezclas. En general, cada semestre recibe a 50 nuevos pacientes con adicción, pero solo tres no recaen.
El año pasado, el Ministerio de Salud atendió en el país a
20 894 usuarios de entre 10 y 19 años que presentaron adicciones al alcohol y drogas. Casi el 80% se concentró en Guayas.
En el mercado ilegal también hay otras combinaciones llamadas pistola, dormilón, plopló o principito y maduro.
Los padres de familia saben que en los alrededores de los colegios del Puerto Principal, las redes delictivas trafican con estas sustancias. Un padre indica que desde abril se comenzó a escuchar con fuerza los nuevos nombres. De allí que comunicó a los policías.
De hecho, en ocho meses del 2016, agentes han desarticulado 42 bandas dedicadas a esta actividad ilegal y solamente en Guayaquil están apresadas 10.
Por eso, los gendarmes montaron una estructura de Inteligencia para determinar de dónde llega, cómo llega y quién comercializa la heroína.
Entre enero y agosto, de las nueve toneladas de estupefacientes que fueron incautadas a los microtraficantes en el país, 88 kilos eran de heroína.
Con base en estos datos, el ministro José Serrano advierte a este Diario que “la ‘H’ es la droga que se vende en menor cantidad”, pero reconoce que es la sustancia “más peligrosa”.
Eso lo sabe Fabricio, un chico de 26 años. Él supo que tocó fondo cuando se gastó USD 5 000 que debía depositar de las ventas del local de cerámica donde trabajaba. Ese dinero lo usó para comprar más de 300 paquetes de maduro. Necesitaba algo más fuerte y dice que cuando lo probó se sentía mejor. Con lo que adquirió, él y dos amigos pasaron una semana encerrados en un pequeño cuarto consumiendo.
Solo cuando ocurrió aquello habló con sus padres y pidió ayuda médica. El tratamiento para quienes consumen drogas mezcladas es igual al utilizado para tratar la adicción en general. El Ministerio de Salud maneja tres procedimientos.
Fabricio reconoce que son pocos quienes logran superar la dependencia. Ahora, él busca no recaer, aunque es la etapa más difícil. Pero continuará en los tratamientos de rehabilitación por sus hijos.