María Fernanda mantiene un proceso legal en contra de una pareja de esposos, por el reclamo de la maternidad una niña. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
En seis días se cumplirá un año desde que María Fernanda Gualacata, interpusiera una demanda civil para recuperar a la niña que nació de su vientre. Esta madre ibarreña continuará en la batalla legal para demostrar que Salomé es su hija.
El 13 de octubre del 2014 planteó una demanda civil para impugnar la maternidad de Salomé. Ella es una niña que está en disputa legal. María Fernanda dice que es su hija, pero la niña está inscrita en el Registro Civil como la primogénita de Segundo T., y de su esposa Victoria A.
La jueza a cargo del caso pidió en cinco ocasiones que los involucrados se realizaran pruebas de ADN. No obstante, la pareja de esposos no se ha presentado. Cristina Vera integra el Centro de Apoyo y Protección de los Derechos Humanos, fundación que sigue el caso. Ella opina que se debe garantizar, incluso con el uso de la Fuerza Pública, que los acusados se realicen el examen.
Vera criticó algunas decisiones que ella consideró tardías. Por ejemplo dijo que el 7 de mayo, mediante un documento, se pidió acciones de protección para la infante. Entre ellas, la prohibición para que no fuera sacada del país. También tienen esa prohibición quienes están registrados como sus supuestos padres.
También solicitaron que la menor pasara a manos de una curadora, responsabilidad que recae en la hermana de María Fernanda por disposición legal. En el documento se pidió que los implicados se hicieran la prueba de ADN en el laboratorio de la Cruz Roja. “Recién el 5 de octubre de este 2015, la Jueza ordenó que se ejecutaran estas acciones, pero no conocemos si eso se concretó”, mencionó Cristina.
En diciembre del 2014 María Fernanda planteó una demanda penal por el delito de supresión y alteración de identidad. Mientras se resuelve eso, la supuesta madre de la infante exige que se acelere el proceso judicial.
María Fernanda viaja desde Ibarra hasta Quito al menos dos veces a la semana. A ella le duele no poder abrazar a Salomé y teme que la menor sufra un shock en caso de que tuviera que ser separada de su actual familia. “Yo seré una completa desconocida para mi hija”.
Durante la entrevista, la mujer no aguantó las lágrimas y lloró. Confesó que le duele saber que se perdió un período importante en la vida de su bebé. “No pude estar cuando comió por primera vez, cuando caminó o dijo sus primeras palabras”, apuntó.
A pesar de que tiene tres hijos más (de 17, 15 y 10 años) señala que nadie tiene el derecho de apropiarse de su hija. “No se compara con nada, los hijos son parte de la vida de uno”.
El 5 de abril del 2014, la infante nació en una clínica privada del norte de Quito. María Fernanda tiene una cicatriz en su vientre, producto de una cesárea. La herida ya está curada, no le duele. Ella derrama lágrimas cuando piensa en la bebé. Dice que solo la ha visto en tres ocasiones desde que nació.
Esta historia se enredó cuando María Fernanda le contó a Segundo que estaba en cinta. Él estaba casado y aseguró que pese a la situación quería tener a la niña. Días después indicó que su esposa, Victoria A., lo respaldaba. Incluso ella, la esposa, los acompañó a varios controles del embarazo. Iban los tres.
Segundo le pasó USD 50 mensuales para gastos médicos y costeó los gastos del alumbramiento. Según María Fernanda, dio a luz y no vio a su hija mientras estuvo hospitalizada. Relató que ella fue a recuperarse en la casa, propiedad del matrimonio. Ahí recibió atención y bajo la excusa de “estás muy débil” no le permitieron que amamantara a la pequeña ni dejaron que la viera.
Días después, la acompañaron para que le retiraran los puntos de la cirugía. Al salir de la casa de salud, contó, le dijeron que el matrimonio se encargaría de la crianza de la bebé. La madre no paró de insistirles para que le devolvieran a su hija.
Entonces fue sorprendida con un documento del Registro Civil, en el que se indica que la menor llevaba los apellidos del padre y de Victoria. En el documento está escrito: “Padres casados entre sí presentes solicitan y firman la inscripción”. Como constancia están las firmas de los testigos que dan fe que la menor nació en el interior de un domicilio.
Los dos juicios siguen su curso. A María Fernanda le espanta lo que llama “la pasividad de las autoridades sobre este caso” y se siente en desventaja. Recordó el caso de la francesa Arianaïs A., quien denunció que su hijo Gaspard estaba en poder de su padre, con quien había cortado la comunicación. El hecho fue resuelto rápidamente y el niño estuvo, en menos de un mes, de vuelta con su mamá. Las autoridades gubernamentales incluso celebraron en Twitter el reencuentro de la mamá y su bebé.
Para dar a conocer las incidencias de este doloroso hecho, se creó la cuenta de Facebook Salomé con su mamá. Los tuiteros también envían mensajes a la familia a través del hashtag #Salomeconsumamá. Las redes sociales permanecerán activas hasta tener una decisión judicial sobre el tema, indicó María Fernanda.