Luis Chiriboga, expresidente de la FEF, dejó ayer en la tarde el centro de rehabilitación de Ambato. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO
Luis Chiriboga, expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), dejó la cárcel de Ambato la tarde de ayer 12 de septiembre del 2019.
Por la mañana del 12 de septiembre, los guías penitenciarios de este centro de Rehabilitación lo llevaron al juzgado, en donde presentó su demanda de prelibertad, en régimen semiabierto.
Luego de dos horas de audiencia, el juez Geovanny Borja falló a favor de Chiriboga, pues había cumplido con el 67% de una sentencia de seis años de cárcel, por lavado.
Los dos años y dos meses de condena que le faltan debe completarlos en libertad.
El juez del caso estableció garantías “de progresividad y readaptación social”.
Ordenó que el exdirectivo de la FEF se presentara cada jueves, en horario laborable, en la Casa de Confianza de Quito. Todo debe ser registrado por el Director de este Centro.
El magistrado también le prohibió que acuda a lugares de diversión nocturna, como “bares, discotecas, karaokes, coliseos, restaurantes o locales de esta naturaleza en cualquier horario… si son de aquellos cuya finalidad contrasta con el sistema de progresividad (reinserción)”.
Esta prohibición incluye ingerir bebidas alcohólicas y el consumo de cualquier tipo de drogas o sustancias similares.
Además, en los dos años y dos meses que aún le faltan de sentencia no puede verse involucrado en otro delito.
“En caso de incumplimiento injustificado de los mecanismos de control… se revocará inmediatamente este beneficio”, indicó ayer el juez.
Chiriboga, de 72 años, fue mencionado en el caso FIFAgate, una investigación que se inició en Estados Unidos.
Por estos hechos fue sentenciado a 10 años de cárcel en primera instancia. Pero sus abogados dijeron que todas las actuaciones fueron legales.
En ese entonces, el abogado Juan Carlos Machuca justificó que “todo ciudadano tiene derecho a progresar”. Esto lo dijo al referirse, a la adquisición, por ejemplo, de un departamento y un vehículo.
Añadió que todo es “producto de más de 35 años de actividad económica”.
Para entonces, Machuca aseguraba que “la fiscal no ha encontrado dónde están los activos que son producto del lavado que se investiga”.
Después de todo el proceso, la defensa de Chiriboga apeló el fallo y tras la revisión, en junio del 2018, un Tribunal de la Corte Nacional redujo la pena a seis años de cárcel.
El 81% del tiempo que estuvo privado de la libertad, el exdirectivo cumplió arresto domiciliario. Chiriboga ya solicitó la prelibertad con anterioridad, tras completar el 49% de la pena. Cuando ocurrió aquello, la defensa del exdirigente señaló que se trataba de una persona que ameritaba “atención prioritaria” por su edad.
Esa primera demanda fue negada. En diciembre del 2018 un Tribunal Penal de Pichincha ordenó su ingreso al Centro Regional de Cotopaxi. Hace dos meses fue movido a la penitenciaría de Ambato.
Ayer, a las 16:00, Chiriboga salió de la cárcel. “He recibido el beneficio de régimen luego de cumplir absolutamente todos los requisitos legales”, dijo antes de abordar un vehículo rumbo a Quito, en donde reside. Estuvo acompañado de personas cercanas a él.
Según el Reglamento del Sistema de Rehabilitación Social, para que un detenido obtenga la prelibertad se debe reunir una serie de requisitos.
En la lista aparece la necesidad de presentar un certificado de no haber cometido faltas graves dentro de la cárcel, estar en los pabellones de mínima seguridad, justificar un domicilio en donde residirá el excarcelado y haber cumplido el 60% de la sentencia.