Si le asesinan es por su culpa

Transcurría el mediodía en la calurosa Guayaquil. El tránsito en la ciudadela Kennedy Norte se convulsionó cuando un armado descendió de un vehículo 4x4 y lanzó una ráfaga de balas contra una camioneta, a la cual habían cerrado el paso.

Ese 30 de marzo, los proyectiles alcanzaron al dueño de un patio de vehículos. Asesinato a sangre fría. La investigación policial no tardó: concluyó que en el patio de autos estaba oculto el Hyundai Tucson que la madrugada del 19 de diciembre irrumpió en la urbanización Tornero del Río, en la vía a Samborondón. De ese automotor descendió el hombre que disparó a Jorge Gabela, dentro de su casa.

La posible conexión entre los dos hechos, la muerte del empresario y la del ex Comandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, no pasaría de ser un hecho por investigar en la Fiscalía, a no ser por la declaración de un policía con mando en Guayaquil.

“En estos últimos casos la mayoría (de personas asesinadas) tiene antecedentes delictivos, entonces no cualquier persona va a ser asesinada, si está cumpliendo con la ley, si no tiene problemas, no va a ser asesinada”, dijo el uniformado, citado por diario El Universo. La declaración es similar a la que en el pasado dieran otros jefes, en la misma ciudad, a propósito de las decenas de personas que aparecían acribilladas en las calles: “Fue un ajuste de cuentas”.

La reflexión del oficial es desafortunada. La familia Gabela tiene dudas del real motivo de la muerte del general. Pero, más grave aún, es la insinuación o más bien la ligereza de inculpar a las víctimas, sin precisar nombres, de ser responsables de sus muertes. Una cosa es el trabajo efectivo policial; se aplaude. Otra es abonar a la impunidad.

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