Las escaleras están desoladas. Los pasamanos oxidados llevan a corredores mal iluminados. Es la Corte Superior de Justicia del Guayas que opera en el centro de Guayaquil.
Tras 32 años, el edificio entrará a una reparación que durará seis meses. El traslado comienza mañana con los juzgados de Inquilinato y de la Niñez, que ocuparán el local de MacroHogar, en el Centro Comercial Albán Borja.
Luego se mudrán otras especializaciones y la remodelación comenzará el 14 de octubre.
Al Albán Borja llegarán 547 empleados de las dos áreas y del archivo central. Otros que trabajan en la Presidencia de la Corte y la Dirección del Consejo de la Judicatura (CJ) en Guayas, ocuparán el edificio de la Bolsa de Valores de Guayaquil, en el centro.
Negocios como cafeterías, copiadoras y cabinas telefónicas no se mudarán a los nuevos espacios. El CJT finiquitó esta semana los contratos con estos negocios.
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El Colegio de Abogados del Guayas, que se aloja en un ala del tercer piso de la Corte, tampoco conoce si la Judicatura le otorgará un espacio en la nueva sede temporal. Maritza Bravo, miembro de este gremio, sostiene que con estos cambios puedan desalojarlos definitivamente.
A finales del año pasado hubo esa intención. Esto, tras el Decreto Ejecutivo número 933 que se firmó el 9 de noviembre del 2011.
18 000 usuarios en la Corte
En total, 800 empleados y 35 000 juicios saldrán del antiguo edificio que funciona, por ejemplo, con bancas destruidas.
Hasta ayer, los usuarios no tenían mayor información de cómo y dónde van a funcionar las nuevas instalaciones.
Unas 18 000 personas acuden diariamente, en promedio, al Palacio de Justicia. Aunque hay carteles dentro y fuera de la edificación que promocionan la obra de remodelación, existe escasa información sobre el cambio.
Carlos Mite, abogado litigante en un juicio, buscaba datos sobre la demanda de su defendido en el Juzgado Décimo de lo Penal. Todas las instancias penales se trasladarán desde el sábado 29.
La Corte cuenta con expedientes tan viejos como unos de 1930, aunque existe un proceso de digitalización de las causas.
Información oficial divulgada la semana pasada revela que el Sistema automático de trámite judicial ecuatoriano (Satje) registró, hasta el 23 de julio, 3 001 302 causas. De ellas, 2 117 679 fueron despachadas por los órganos jurisdiccionales en la actual administración. “Solo 690 025 se encuentran activas y sobre las cuales el Consejo de la Judicatura ha tomado las medidas administrativas pertinentes para su finalización”, señala la información de este organismo transitorio.
Los cartones que alojarán archivos se apilan en el corredor de marmolina de los juzgados de Niñez, ubicados en el mezzanine.
Un grupo de jóvenes con chalecos azules, marcados con el logo del CJ, se encarga de tabular los expedientes antes de guardarlos.
La directora administrativa de la Corte del Guayas, Verónica Llaguno, dice que para esa tarea se contrató a un personal especializado en traslado de documentación. “Es el mismo personal que participó en el cambio del Registro Civil de Guayaquil”.
Detrás de una torre de cartones estaba el pasado martes Amada Jurado. La usuaria averiguaba sobre el avance de un juicio de alimentos que está desde diciembre pasado en el Juzgado Sexto de la Niñez. “Me dicen que el expediente ya está guardado para su traslado, que retorne el lunes. ¿Y si se extravía?”.
Llaguno menciona que eso es imposible, porque las causas reciben códigos “que permitirán una rápida identificación del juicio y del juzgado al que irán”.
Seis meses de intervención
El enorme mural de piedra falsa y bronce del artista Jorge Swett, que remata el pórtico del Palacio de Justicia, no será removido de su sitio. Se integrará al esquema de grandes ventanales de la edificación que será remodelada. Las paredes del bloque principal serán reemplazadas por paneles traslúcidos y estructuras tubulares, similares a otros edificios.
El Palacio de Justicia es uno de los 22 edificios nuevos o remodelados donde el Consejo de la Judicatura de Transición (CJT) prevé trasladar a los funcionarios judiciales del Guayas.
El CJT decidió mantener la estructura de ocho pisos de la actual infraestructura, pero con un carácter ‘futurista’, explica Llaguno.
Ayer, todos hablan de los cambios. Juan José Guerrero, de 56 años, ingresó al despacho de un juez, no para indagar cómo marcha un proceso, sino para vender caramelos y chocolates.
Con su portalio, donde guarda los dulces, el vendedor informal logra evadir a los guardias.
Guerrero trabaja allí hace siete años y dice que ahora no sabe dónde expenderá sus productos.
Los usuarios piden que haya más información sobre cómo funcionarán los juzgados y qué sucederá con las causas que se trasladarán desde el Palacio de Justicia. Otros vendedores tampoco saben qué sucederá con sus puestos informales.