Juan Serrano es otra víctima de la violencia

El pesar de los familiares. El ministro del Interior José Serrano dirigía los trámites en la morgue del hospital Vicente Corral Moscoso.

Las huellas de sangre se mantenían -la mañana de ayer- en el piso de un pasillo interior de la casona ubicada en las calles Larga y Santa Teresita, en el Centro Histórico de la capital azuaya.
En aquel lugar falleció, tras una puñalada en el cuello, Juan Antonio Serrano Salgado, de 34 años, hermano del ministro del Interior, José Serrano. El hecho se registró a la 01:45 del domingo y alarmó a los vecinos del barrio San Francisco, considerado peligroso por ser un supuesto sitio de venta de droga y delincuencia.
El domicilio era custodiado por dos agentes de la Policía vestidos de civil y otro uniformado. Solo los inquilinos (cuatro familias) podían ingresar al sitio.
Estos últimos contaron que la noche del sábado y madrugada de ayer hubo una fiesta en el departamento de la familia Salgado, parientes maternos del fallecido. Serrano participó de esa fiesta e intentó impedir el ingreso de unos desconocidos. Se suscitó una riña y Serrano fue herido con un arma blanca. “Tenía un corte en el mentón y cuello”, dijo el fiscal de Azuay, Lisandro Martínez.
A la hora del incidente el jefe del Comando de Policía de Azuay, Lenín Bolaños, realizaba un operativo en los bares ubicados en la Calle Larga. Cerca de las 02:00 fue comunicado sobre el hecho, pero desconocía la identidad del fallecido. Él dispuso un operativo de búsqueda en las calles Bolívar y Borrero. Allí fueron detenidos los seis sospechosos.
Ellos huían en dos automóviles, uno de color verde y otro sedán tres puertas de color blanco. Al interior de este último se encontró una camisa con salpicaduras de sangre, de acuerdo con un reporte de la Policía. El ministro del Interior, José Serrano, llegó cerca de las 04:00 y se dirigió a la morgue del Hospital Vicente Corral Moscoso, donde yacía el cuerpo.
La morgue también fue acordonada por una decena de uniformados. Allí, Serrano descartó que este crimen sea una represalia a su labor en el Ministerio y a la desarticulación de bandas delictivas. Pero dejó abierta la posibilidad de otra causa, sin detallar ninguna otra hipótesis.
Para el sociólogo cuencano Marco Salamea, la inseguridad y violencia en Cuenca alcanza a todos los estratos sociales. Él considera que ha llegado a conmocionar a la sociedad. “Nadie está a salvo”, indica y agrega que la agilidad policial para esclarecer crímenes que afectan a autoridades del Gobierno debe ser la misma para otros casos.
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Su argumento se refuerza con las cifras de la Policía Judicial (PJ) de Azuay: 30 muertes violentas suscitadas en esta provincia en lo que va del año. 20 de ellas en Cuenca. En el 2011 fueron 37.
El pasado jueves fue asesinado con 10 puñaladas un médico que laboraba en un hospital público de Cuenca. Su cuerpo fue encontrado al interior de su vivienda, ubicada en la zona urbana.
A estos hechos se suman los cinco asesinatos registrados en julio pasado: una menor de edad en la parroquia rural de Sinincay y dos hermanas en la ciudadela La Prensa, ambos en el cantón Cuenca; y el de una pareja de 86 y 88 años de edad, en el vecino cantón de Chordeleg.
Las autopsias de los médicos legistas determinaron que las tres jóvenes fueron golpeadas, asfixiadas y sus cuerpos incinerados para no dejar huellas. En cambio, los ancianos fueron hallados atados de manos, golpeados y con profundas heridas en sus cabezas. Aquellos crímenes aún no han sido esclarecidos en su totalidad.
Según el experto en Seguridad Felipe Camacho, la violencia en Cuenca ha evolucionado hacia términos de aberración impensables. Él considera que la ciudadanía tiene un papel fundamental. “Es importante que las investigaciones lleguen con veracidad y oportunidad para encontrar a los responsables de estas muertes”.
Entretanto, a las 14:00 llegó el cuerpo de Juan Antonio Serrano al Camposanto Santa Ana. Allí el velatorio fue íntimo. Entre familiares, autoridades y amigos más allegados de los Serrano Salgado. Entre ellos estuvieron el fiscal de la Nación, Galo Chiriboga; el gobernador del Azuay, Humberto Cordero; el alcalde de Cuenca, Paúl Granda, y otros más.
Las coronas de rosas y orquídeas decoraron el féretro color café. Las tarjetas portaban condolencias de quienes conocieron al fotoperiodista. Sobresalía un colorido ramo de la Policía Nacional, con flores azules y blancas.
En la primera fila, para velar al menor de cuatro hermanos, se ubicaron José Serrano (padre), ministro de la Corte de Justicia de Azuay y Rocío Salgado (madre), ministra de la Corte Nacional.
Ayer por las calles de Cuenca el tema de conversación fue el crimen del hermano del Ministro y la preocupación por la violencia. Durante la mañana y tarde la Policía montó varios operativos por distintos sectores de la ciudad. Se cumplieron varias diligencias para recabar mayor información e indicios sobre el crimen.
Las principales autoridades de seguridad de la provincia y el país analizaron los videos que captaron la huida de los responsables. Al mediodía encontraron el cuchillo con el que supuestamente se habría perpetrado el crimen. El arma habría sido arrojada en un terreno baldío de la avenida 27 de Febrero.
La audiencia de formulación de cargos con los detenidos se aplazó varias veces en el transcurso de la tarde y de la noche. Estaba previsto que empezara pasadas las 22:00.
Los peritaje
Los detenidos por el crimen de Juan Serrano Salgado fueron identificados como Ángel A., Fausto G., Javier O., Jorge M., Martín M. y Santiago V.
Los dos vehículos en los que se movilizaban las seis personas implicadas permanecen en los patios de la Policía para las investigaciones respectivas.
Tras la detención los seis jóvenes rindieron declaración en la PJ y luego los trasladaron bajo estricto resguardo policial hasta el hospital Vicente Corral Moscoso, para un chequeo médico.
El hecho movió a la red Twitter
La conmoción por el crimen de Juan Antonio Serrano se evidenció también en las redes sociales. Como si se tratase de una ‘sala de velaciones’, los comentarios a 140 caracteres citaron pesares y ánimos para la familia Serrano Salgado, en la red Twitter.
@RicardoPatinoEC agradecía al difunto por sus labores en la Cancillería. @dani_solorzano (Daniel Solórzano) contaba que Juan Antonio, su amigo de muchos años, era un soñador, que nunca olvidaría sus primeros trabajos en la revista Vanguardia.
Los perfiles de subsecretarios de Estado, de Radio Democracia, de Diego Cifuentes (@gatoquefuma), pedían abiertamente que no se politice el tema.
Entre sus amigos fotoperiodistas el luto se generalizó. @sylviazul mantenía una disputa ‘tuit’ a ‘tuit’ con el abogado Joffre Campaña. Ella le insistía que debía respetar el dolor ajeno.
El ministro José Serrano descartó que el crimen de su hermano fue una represalia a sus labores.