Decenas de jóvenes llegaron al Club de Oficiales, en Quito. Allí dejaron sus carpetas. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Sus rezos apenas se escuchan. La mujer se esconde entre la sombra de un árbol y susurra a Dios. Le pide que a su hijo no le falte ningún documento. Luego se persigna y mira el reloj.
“Ojalá le esté yendo bien”, le dice a otra mujer. Las dos esperaban ayer en los exteriores del Club de Oficiales de la Policía, en el norte de Quito. Allí se habilitó una oficina para receptar las carpetas de miles de jóvenes que buscan un cupo para ingresar a la institución. No importó el intenso sol. Los familiares aguardaban impacientes. Unos de pie, otros sentados. Lucían angustiados.
En ese grupo estaba el padre de Jonatan Landeta. Viajaron desde Cayambe, un cantón de Pichincha. De allí salieron a las 06:00 en bus y llegaron a las 08:30 a Quito. “Esta es una oportunidad para tener un trabajo seguro”, comentaba ayer el chico, tras dejar los papeles.
A Brayan Loachamín le acompañó su madre. También ve en la Policía una oportunidad de tener un empleo estable. Apunta alto. Dice que quiere integrar unidades élite.
El coronel Carlos López, jefe del proceso de recolección y calificación de documentos en Quito, admite que los muchachos buscan la estabilidad económica dentro de la entidad.
El Ministerio del Interior abrió 2 400 cupos para el proceso de reclutamiento de este año. Sin embargo, hay 30 000 jóvenes inscritos por Internet que buscan una de esas plazas.
La Secretaría de Estado habilitó tres oficinas en Quito, Guayaquil y Ambato para recibir las carpetas de los chicos registrados. Desde el lunes 25, miles de ellos ya han entregado los papeles con datos personales.
En la capital, cada día, en promedio, asisten entre 600 y 700 aspirantes. La recepción finaliza el 16 de agosto.
En Ambato el panorama es similar al de Quito. Decenas de chicos, de entre 18 y 24 años, entran y salen de la Unidad de Vigilancia Comunitaria de Tungurahua. En ese complejo se levantó una zona para recibir los papeles de los aspirantes.
A esa ciudad llegaron muchachos de Bolívar, Chimborazo, Cotopaxi y de otras localidades de Tungurahua.
En Ambato, la Policía habilitó un espacio en la Unidad de Vigilancia de Tungurahua para recibir la documentación. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO
En ese grupo estaba Joel Gómez, de 19 años. Viajó en la madrugada desde Riobamba. Él cursa el primer semestre en ingeniería en estadística informática en la Escuela Politécnica de Chimborazo, pero dice que no está conforme con esa carrera.
¿La razón? La malla curricular “es dura” y hay mucha competencia. “No todos encuentran trabajo. Por eso me inscribí en la Policía. Los jóvenes buscamos una profesión en pocos años y que nos garantice trabajo y salario seguros”.
Ronny Chérrez salió el miércoles de su natal Alausí, en Chimborazo. No logró entregar los papeles ese día y durmió en Ambato. Ayer estuvo a las 06:00 en la Unidad de Vigilancia Comunitaria.
Datos del Ministerio del Interior refieren que el agente de tropa que ingresa en la institución comienza con un salario de USD 933. El oficial, en cambio, lo hace con USD 1 462.
En Guayaquil la afluencia de aspirantes es más fuerte. Cientos de ellos hacen largas filas afuera del cuartel del Grupo de Operaciones Especiales. Por momentos, la cola se extiende hasta por un kilómetro. En esa unidad, los agentes receptan unas 1 400 carpetas diarias.
Allí, los chicos también dicen que la Policía es una opción laboral estable y se muestran atraídos por la oferta académica. De hecho, para el personal de tropa se creó una Tecnología en Seguridad Ciudadana, que dura 18 meses. Y para los oficiales, una licenciatura en Ciencias Policiales, que se la obtiene en cuatro años.
El proceso tiene otras novedades. A los aspirantes ya no se les exige una estatura mínima y dependerá de sus calificaciones académicas para ver si inician su carrera como personal de tropa o como oficiales.
Los mejores puntuados serán destinados a este último grupo y para ellos únicamente están habilitadas 400 plazas.
Una vez presentadas las carpetas, los jóvenes pasarán las pruebas médicas, psicológicas, físicas, toxicológicas y las de confianza (polígrafo). Solo los seleccionados ingresarán entre febrero y marzo del 2017.
Hasta ese año, el Gobierno aspira completar 57 000 plazas policías en el país. En el momento hay 47 000 agentes.
Wilson Mastián quiere ser favorecido. Fue uno de los tantos jóvenes que llegaron ayer al Club de Oficiales de Quito. Por ahora, todos esperan pasar los filtros fijados.