La última vez que su padre lo vio fue alrededor de las 19:30 del viernes. Su hijo había ido a recogerle de una casa de salud, en Carcelén (norte de Quito).
Después, Miguel Ángel V., de 25 años, se trasladó a Tumbaco, donde vivía. No supo nada más, hasta que la madrugada recibió la llamada de Jaime D., un amigo de su hijo: “Miguel Ángel fue apuñalado y murió”.
Jaime D. conocía a Miguel Ángel desde hace 20 años y esa noche, como siempre solían hacer, estaban reunidos con dos amigos más, en una vereda del sector de Villa Vega, en Tumbaco. Él cuenta que todo transcurría con normalidad hasta que llegaron dos grupos de jóvenes que se agredían entre ellos. Esto ocurría lejos del sitio donde permanecían Miguel Ángel y sus amigos. Pero, de pronto, los desconocidos se acercaron y, en medio de la confusión, alguien supuestamente agredió al joven por detrás con un arma blanca.
El hecho sucedió a la 01:30 de ayer, a pocas cuadras de la vivienda del fallecido. Sus amigos lo llevaron a un hospital, donde fue confirmado su deceso. Ayer, afuera del edificio de Medicina Legal de la Policía Nacional, el padre de Miguel Ángel se llevaba las manos al rostro, a la cabeza y no comprendía aún cómo fue que perdió al primero de sus tres hijos.
“Era un gran hombre, bueno, responsable y le gustaba trabajar”, decía con tristeza. Jaime D. recordaba, en cambio, sus bromas y su alegría con las que hasta ayer le hacía reír.