En Ecuador se desarrolla el juicio contra dos hombres acusados de la muerte de las turistas argentinas María José Coni y Marina Menegazzo. Sus cuerpos fueron hallados en Montañita, un balneario en la costa del Ecuador en febrero pasado. Foto: Cuenta de Instagram de Marina Menegazzo
Con algunos avances, terminó este jueves 11 de agosto del 2016, en el cuarto día del juicio que comenzó el lunes en el Primer Tribunal de Garantías de Santa Elena por el crimen de María José Coni y Marina Menegazzo en Montañita en febrero de este año.
Sin dudas, el día más duro fue el miércoles, cuando la médica forense, Lidia Médano, dio mediante videoconfrencia los resultados de las necropsias, donde se cuentan los detalles de cómo murieron las jóvenes argentinas.
Allí se explica que a Coni la mataron de un golpe en el cráneo y que tenía lesiones en la zona paragenital por un abuso sexual al que ella se resistió. También tenía fracturas en el fémur.
Por su parte, Menegazzo tenía seis lesiones punzocortantes en el cuello desde la mandíbula hasta el sector cervical, siendo una de estas heridas la que provocó su muerte porque perforó su columna vertebral y su médula. Pero lo peor para la chica de 21 años vendría después: “Quedó paralizada por un tiempo. No se podía mover pero sí podía ver y escuchar lo que pasaba”, manifestó la forense.
Durante la explicación de la médica, la madre de Coni, Gladys Steffani, se quebró ante los datos aportados y los jueces le ofrecieron retirarse de la sala pero se negó: “Todo esto lo vi personalmente”, exclamó.
Según lo publicado por Diario Uno de Mendoza, presente en el juicio, la forense también reveló que ambas jóvenes tenían irritaciones en sus muñecas lo cual hace suponer que fueron maniatadas, una versión que ya había aportado una laboratorista que declaró en la primera jornada del juicio.
Además, la especialista detalló que otra coincidencia en ambos cuerpos fue que “no tuvieron oportunidad de realizar movimientos de defensa”, lo que podría suponer que estaban inconscientes o sometidas sin posibilidad de moverse. Este dato puede dar lugar al agravante de alevosía que contempla el Código Orgánico Integral Penal (COIP) ecuatoriano.
También declaró Barbarita Miranda, quien realizó la autopsia psicológica y social en base a entrevistas con los familiares de las víctimas y personas de la comuna de Montañita. En ese aspecto, señaló que ambas jóvenes gozaban de buena salud, tenían un perfil social y ayudaban a niños con problemáticas.
Además, añadió que antes de morir Coni y Menegazzo sufrieron “estrés agudo y depresión ansiosa, porque se trató de un acto de violencia de género extrema”.
El juicio
Las declaraciones de los testigos –declararon aproximadamente 27– durante los primeros tres días complicaron mucho a los dos imputados, el vigilador Alberto Segundo M. y a Aurelio Eduardo R. alias ‘El Rojo’.
Un testimonio clave fue el de José Lugo, perito colombiano que realizó diversos cotejos durante la instrucción del caso. Aseguró que, como conclusión de sus análisis sobre los lugares por los que pasaron las víctimas como los que estuvieron los imputados, que “estas dos personas fueron partícipes de un hecho”.
Otro testigo, identificado como Pedro Rosales, contó ante los jueces Rosario Franco Jaramillo, Daniel Rodríguez y Kleber Franco que el 23 de febrero le prestó un triciclo a Alberto M. y que este se lo devolvió horas después, es decir que lo habría tenido entre las 11 y las 14 horas de ese día, horario en el que otra persona lo vio en ese vehículo cargando bultos.
Además un taxista declaró que llevó al ‘Rojo’ y a las dos chicas desde Montañita hasta la casa de Alberto M., que éste se sentó adelante y pagó el taxi, y que Majo y Marina se sentaron atrás y no hablaron durante el viaje.
El vigilador Alberto M., quien primero se había declarado culpable, luego dijo ser inocente y que se hizo cargo del hecho por presión policial, acusó a dos supuestos narcos colombianos de ser los asesinos, pero la Justicia ecuatoriana no creyó en su versión y los acusó, junto a ‘El Rojo’, por doble homicidio agravado.