Cuenca es una urbe hermosa, en medio de cuatro ríos y por ello es necesario trabajar por una ciudad segura. Lo importante es iluminar sus calles, plazas, cada barrio y el Centro Histórico. Esto brindará confianza al turista y a sus habitantes.
Hay que trabajar en forma coordinada con el sector público y privado, reforzar la gestión que se desarrolla con el Consejo de Seguridad, que nació hace 11 años y lo integran 20 entidades como universidades, Policía y Cruz Roja.
Otra de las propuestas para convertir a la capital azuaya en una ciudad segura es llegar a los 320 barrios. Allí se debe coordinar con los presidentes barriales para dotar de alarmas comunitarias, equipar mejor a las unidades de Policía Comunitaria (UPC).
Uno los temas preocupantes es la presencia de las trabajadoras sexuales en las avenidas de Cuenca, como las del sector del aeropuerto Mariscal Lamar y la terminal terrestre. Hay que destinarles una zona que sea segura para ellas.
Es importante la construcción de la nueva cárcel. Pero para ello falta la decisión política de las autoridades locales.