Coronel Washington Álvarez: 'En la guerra del Cenepa comandé a los Arutam'

Feria militar sobre la guerra del Cenepa. El evento se realizó en la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro en Pusuquí . Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Cuando estalló la guerra del Cenepa en 1995 era capitán e instructor de la escuela de nativos del Ejército ecuatoriano. Tenía 31 años (hoy tiene 51) y fui elegido para comandar el grupo shuar y achuar. Este grupo fue conocido como Arutam. Con ellos fui a la guerra en los sectores de Coangos, Base Sur, La Y, la Cruz, Cueva de los Tayos y la parte noroccidental de lo que corresponde al río Cenepa.
El grupo estaba conformado por 16 miembros shuar y achuar, todos habían hecho la conscripción. A través de la radio Sucua y la Federación Shuar y Achuar se tuvo la idea de sacar un grupo élite. Mi coronel Gonzalo Barragán era fundador de la escuela nativa del Ejército y con su filosofía evangélica le dio el nombre de Arutam, que en shuar significa Dios. Era el Dios de la selva, el Dios guerrero, el más eficaz, el más valiente, el más fuerte y el más potente. Ya no Iwia, porque Iwia es el diablo de la selva, pero Arutam es el que le destruye al diablo.
Con esa ideología y con ese pensamiento fuimos a la selva, cuando llegamos al combate fuimos a Sucúa y los ancestros shuaras nos dieron su poder y el testimonio de guerra cuando ellos combatieron. Nos brindaron su energía para poder cortar cabezas y hacer tzantzas, pero lógicamente en el combate del Cenepa no fue necesario. Se combatió fuertemente contra el enemigo.
Este grupo de guerreros se internaron durante seis días para ingresar al combate. En la guerra tuvimos varias misiones al llegar, una de ellas fue el rescate del sargento Guerrero. Él estaba capturado por el enemigo pero lastimosamente por las condiciones de la selva, no pudimos sacarlo vivo. Lo importante fue que no lo dejamos en el terreno de batalla y su cuerpo fue dirigido hasta Coangos. Los Arutam en total tuvimos seis combates durante el conflicto.
El 'miércoles negro' fue un día que se aproximó el enemigo y por su ímpetu de ataque fue un bombardeo muy fuerte en el sector de Tiwinza. Ese día había gente reservista que llegaban pero no supimos con certeza la llegada del enemigo y aprovechó para lanzar un ataque.
Después de la guerra cuando ya nos relevó el segundo grupo Arutam, todos nos concentramos en Sucúa y ahí les dejamos a los guerreros. Algunos se hicieron soldados, en mi caso fui atendido en la brigada Pastaza y desde ahí he permanecido con recuerdos de la guerra; los estudios y el deporte me han ayudado mucho.
Tengo 28 años de servicio, pero entré a los 12 al Ejército. Pertenecí al Colegio Militar en 1977 y hasta ahora sigo sirviéndole a mi país y a la institución. Si Dios lo permite seguiré por cinco o siete años más. Tengo los 20 años para jubilarme, pero la camiseta todavía me queda.
Ahora visto con orgullo está franja roja que para mí simboliza el pueblo ecuatoriano, el grupo Arutam y el agradecimiento de la institución hacia mi persona por el desarrollo y empleo de lo que se hizo en el conflicto. Es una condecoración que se llama Cruz al mérito de guerra en grado de caballero. Todo soldado ecuatoriano la quiere y la llevaría con gusto y orgullo.
Ahora que estamos en tiempo de paz el accionar del Ejército está orientado al servicio de la sociedad, a la seguridad interna, estamos apoyando en las fronteras en temas de contrabando, narcotráfico y patrullando en ambientes políticos internacionales y haciendo una gran acción cívica con el Perú, en las fronteras se hace hermandad y se hace paz.