El grado de 766 policías de tropa se suspendió por el 30-S

En la sala de clases. Los aspirantes a policías de tropa reciben instrucción. El curso de seis meses tenía un pénsum de 31 materias.

En la sala de clases. Los aspirantes a policías de tropa reciben instrucción. El curso de seis meses tenía un pénsum de 31 materias.

El ruido de botas retumba en el sendero de asfalto. En cinco minutos, jóvenes vestidos de gris forman una hilera para ir al comedor de la Escuela José Emilio Castillo Solís, en Tambillo (sur de Quito).

Cerca de las 18:00, Walter Villacís, instructor, revisa que los futuros policías de tropa tengan las botas encharoladas y porten su uniforme completo y la vajilla en la mano: dos platos, un vaso y cubiertos de acero en una funda de tela negra. Es la hora de la cena y los jóvenes caminan en silencio.

En Tambillo hay 355 jóvenes que buscan convertirse en policías. 144 de ellos empezaron clases el 1 de mayo. Los 211 restantes lo hicieron el 2 de agosto. El primer grupo tenía previsto graduarse hoy, según el cronograma de la Policía. Cumplieron y aprobaron los seis meses de curso.

Pero tras la insurrección del 30 de septiembre, en la Dirección de Educación de la Policía se acogió una decisión impartida desde el Régimen: ampliar el período de formación a nueve meses.

Según un documento proporcionado por esa Dirección, la medida abarca a 766 aspirantes a policías, de cinco escuelas de formación (ver tabla). Ellos fueron reclutados el 1 de mayo último.

Tras analizar la malla curricular - de 31 materias- y la metodología académica, se resolvió ampliar la duración del curso, dice Juan Carlos Rueda, director de Educación. Ahora, los estudiantes recibirán materias como policía en servicio a la comunidad, servicios primarios del policía, atención al usuario, manejo de medios de comunicación, elaboración de documentos policiales, entre otras.

“Antes se daba una instrucción más cercana a lo militar. La idea es trasladar esos conceptos y hacerlos de naturaleza civil”, sostiene.

Los policías de tropa reciben un sueldo de USD 819 al mes, según la revista 7-3 Cordiales, publicada por el Ministerio del Interior. Los aspirantes reciben un salario de USD 650 más beneficios desde su graduación: la suspensión de la incorporación dejó a los 766 jóvenes sin ese rubro (el sueldo debía regir desde hoy).

Según el Régimen, el cambio responde al Proyecto de Rediseño y Mejoramiento del Sistema Educativo Policial, impulsado desde el 2009 por el Ministerio del Interior. El plan tiene el asesoramiento de técnicos de la Universidad Católica de Quito.

Ocho consultores del centro hacen un diagnóstico del sistema educativo policial. Según Paulina Recalde, decana de la Facultad de Ciencias Administrativas, en el plan intervienen las facultades de Sociología, Derecho, Educación, Sistemas.

“Los resultados son evaluados y presentados a diferentes instancias como el Ministerio del Interior y la Comandancia de la Policía”, dice.

En el actual Gobierno hubo una disposición para formar policías de tropa en seis meses. Con ese esquema, 926 agentes se incorporaron a la Policía el 23 de julio.

Rueda dice que “las autoridades del Ministerio del Interior, así como las policiales, pensamos que el período (seis meses) de capacitación es muy corto”.

Los 766 jóvenes se enteraron de la suspensión de su grado, previsto para hoy, recién a mediados de octubre. Desconocen cuándo se incorporarán. Rueda es enfático: “La graduación de los aspirantes a policías será en febrero”.

Durante los próximos tres meses, ellos deberán cumplir la rutina habitual: realizar deporte a las 05:00, antes de pasar a las duchas y al desayuno, a las 06:00.

En Tambillo, los futuros policías guardan sus uniformes en armarios de metal. En el dormitorio, las literas lucen impecables, con colchas azules y sábanas blancas. Los aspirantes, cuya formación es gratuita (la financia el Estado), limpian sus botas con betún.

“Soy maestro de educación básica. Estudié en los instituciones de la Policía y quiero ser uniformado como mi padre, quien fue suboficial primero”, refiere uno de los alumnos, de 23 años.

Junto a él se encuentra un chef. “Lo que nos imparten ahora se ajusta realmente al trabajo que debe hacer un gendarme”, dice. A las 21:00, luego de hacer deberes y antes de acostarse, los jóvenes acuerdan lo que van a hacer al graduarse: ser buenos policías.

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