La Cancillería confirmó que “a más tardar” mañana se darán a conocer las nuevas medidas de control para el ingreso de extranjeros a Ecuador.
El subsecretario de Asuntos Consulares, embajador Leonardo Carrión, indicó que si “es necesario se van a poner visas a las personas de ciertos países”. Esto “para impedir que las redes que trafican con personas utilicen a Ecuador como país de tránsito”.
Desde el 20 de junio del 2008, el país dejó de pedir visas y permitió el ingreso libre de personas de otros países. Desde entonces, agentes de la Policía divisaron que Ecuador se convirtió en un paso para traficar con emigrantes. Se descubrió que ciudadanos de al menos tres países, principalmente, son llevados ilegalmente hacia los Estados Unidos.
Estadísticas de Migración revelan que en el 2007, cuando todavía se exigía visa, entraron 953 196 extranjeros de distintas nacionalidades. Pero en el 2008, cuando ya no era necesario este documento, la cifra subió a 1 010 452. Entre enero y el 19 de agosto de este año ya han entrado 705 038 y han salido 676 286.
Carrión dijo que “de repente el país comenzó a recibir turistas de Nepal, Bangladesh, Etiopía, que cuando se pedía visa no venían”.
“Eso lleva a pensar que mucha de esa gente podría ser traída por coyotes para llevarlos a otras partes. A eso se suma que no se registra su salida del Ecuador y tampoco se quedan. Entonces, entran legalmente y se esfuman. Eso quiere decir que es tráfico de personas. Están llevando por barcos o por frontera”, dijo el Embajador.
En Quito, uno de los sectores donde se visibiliza la presencia de extranjeros es en La Mariscal (norte). Según los propietarios de hostales que operan en este sector, los foráneos se hospedan unos días hasta que otras personas los contactan y luego dejan el país.
La permanencia se extiende cuando, las ‘conexiones’ para salir demoran. Pero también hay casos en los cuales las redes de traficantes los abandonan en Quito.
“El Ecuador no puede permitir que se use su apertura, su generosidad, para cometer delitos como son la trata y el tráfico de personas. Eso es lo que el Gobierno está decidido a limitar y controlar”, dijo el embajador Carrión.