Una llamada anónima obligó ayer a suspender la atención en la Fiscalía de Pichincha. A las 10:15 una persona alertó sobre la presencia de una bomba en una de las oficinas.
De inmediato el lugar fue acordonado por personal especializado del Escuadrón Antibombas del Grupo de Intervención y Rescate (GIR). En la tarde, el fiscal Marco Freire dijo que se trataba de una falsa alarma y que por ello en la tarde los empleados volvieron a atender. “Llamamos inmediatamente a la Policía para que venga. La gente salió, pero todo fue falso”.
En la mañana, los gendarmes impidieron el paso de los usuarios y de vehículos. “No pueden entrar. Hay posibilidad de que en uno de los pisos haya una bomba”, decía un policía.
Los empleados permanecían a un costado del edificio. “No sabemos qué mismo sucede”, señaló una empleada. Ella dijo que sus compañeros iban de piso en piso alertando sobre el posible explosivo. En las afueras del inmueble se encontraba estacionado un vehículo con el logotipo del GIR. Fue el único auto que pasó, el resto fue desviado por calles secundarias.
Los vendedores ambulantes que permanecen en las afueras de la Fiscalía también se alejaron del lugar. Esa fue la recomendación de los especialistas, quienes llegaron con equipo especial antiexplosivos.
Uno de los agentes del GIR entraba y salía del edificio. Desde una puerta de vidrio se pudo observar que también los agentes que investigan los delitos eran desalojados ante la posibilidad de que el artefacto explote. “Nadie puede estar aquí; por favor salgan”, insistió el policía,