Futbolistas y clubes adoptan medidas contra la inseguridad

En el complejo del club Ind. del Valle. Un guardia lleva el registro de las personas que ingresan al lugar.

En el complejo del club Ind. del Valle. Un guardia lleva el registro de las personas que ingresan al lugar.

Hace seis meses, uno de los jugadores del club El Nacional recibió llamadas a su teléfono celular. En ellas, le exigían dinero y recibía constantes amenazas si no cumplía con lo pedido.

Por ello, el futbolista acudió a personas particulares para que lo protegieran. “Ellos investigaron quiénes me llamaban, pues tienen contactos y pudieron solucionar el problema”, detalló el integrante del club de fútbol.

Con ello se reveló que los futbolistas también buscan blindarse ante las amenazas de extorsión y de la delincuencia. Cinco jugadores consultados por este Diario dijeron que no recurren a la Policía por falta de confianza en las investigaciones. Hoy, este futbolista ya no contesta llamadas de números desconocidos. Cuando sale lo hace en compañía de amigos, que son “casi como guardaespaldas”, aseguró. También optó por vivir solo y dejar a toda su familia en su ciudad de origen.

El temor a ser asaltados obliga a los deportistas a tomar medidas de seguridad. Otro de los integrantes de El Nacional, hace siete meses blindó su vehículo con vidrios antibalas. Y cuando se traslada hacia el entrenamiento, en el complejo de Tumbaco, varía sus rutas a diario. Al igual que su compañero, cuando recibe llamadas extrañas, envía los números a los amigos que suelen investigar este tipo de hechos. “Es bueno tener este tipo de contactos, gente relacionada que ayude a cuidar a mi familia. Es una forma de prevenir”, argumentó el deportista. “Por suerte, no nos ha pasado nada grave”, agregó.

Ambos futbolistas consideran que en el país no hay una red de extorsión per se, dedicada a amedrentarlos por dinero. Pero aseguran que sí operan grupos particulares que procuran aprovecharse de la fama de los jugadores.

Mario Saralegui, técnico de El Nacional y quien fue jugador de fútbol antes de convertirse en DT, sostiene que en Sudamérica las extorsiones se dan en todo nivel, “no solo hacia los futbolistas”. Él es uruguayo y militó en clubes de su país, Argentina, España y Ecuador entre 1977 y 1992.

Recuerda que la experiencia más cercana que tuvo fue hace 25 años, cuando hinchas de los clubes argentinos River Plate y Estudiantes lo llamaban para pedir dinero para entradas. Y con el paso del tiempo, las exigencias fueron mayores. “Este puede ser un camuflaje que los equipos de fútbol deben tomar en cuenta”.

Otra medida que toman los clubes de fútbol es controlar el ingreso de los visitantes a sus instalaciones. Esta práctica se reforzó tras el ataque que el pasado viernes sufriera el jugador de Liga de Quito, Luis Bolaños. Por ello, en el complejo de este equipo de fútbol, ubicado en el sector de Pomasqui, una gigante puerta metálica celeste impide el paso a los particulares en los entrenamientos.

Solo se abre cuando hay atención a la prensa. Allí ingresan periodistas, familiares y amigos de los jugadores, además grupos de hinchas que tienen permisos especiales del club. Todos pasan debidamente identificados.

Desde el pasado lunes, los controles son más exhaustivos en el sitio. El departamento de prensa albo empezó a tomar fotografías de cada una de las personas que ingresan al lugar. Además, en el caso de los periodistas el martes se tomaron datos de identificación en pequeños papeles.

La idea, según explicaron los encargados de seguridad, es tener un mayor control de las personas que concurren al complejo.

En todos los equipos capitalinos, los complejos deportivos son custodiados por guardias de seguridad. Debido a la coyuntura de inseguridad, los clubes empezaron a tomar medidas para resguardar a sus jugadores.

Al complejo de Independiente del Valle solo se permite el ingreso de periodistas y gente vinculada al fútbol, como empresarios y entrenadores, por ejemplo.

En Liga, además de tener un control de las personas que ingresan a Pomasqui, los jugadores recibirán capacitación sobre seguridad y defensa personal, según lo confirma Santiago Jácome, gerente técnico del equipo albo. Sin embargo, aclara que la cuestión de seguridad depende mucho de los propios jugadores.

Un jugador de Liga de Quito tuvo que cambiar de domicilio a inicios de esta semana. Según su testimonio, los guardias de seguridad del edificio en el que vivía, le alertaron el fin de semana que un grupo de personas seguían sus pasos en los últimos días. Lo seguían a él y a su pequeña hija, quien llegaba a la casa en un recorrido de su guardería. Por ello, no lo pensó más y se cambió de domicilio. Tuvo el apoyo de la dirigencia azucena y rápidamente fue ubicado en una nueva casa.

Pero los robos a los jugadores son comunes en el fútbol, según otro jugador de este equipo. “El año pasado me robaron una noche. Me encañonaron. Por eso, cuando pasó lo de Luis Bolaños corrí a ver a mi compañero y amigo. Es difícil vivir así”.

En Deportivo Quito, el técnico Fabián Bustos les recomendó a sus jugadores tener bajo perfil, tratar de estar acompañados siempre de algún conocido.

En los casos de algunas jóvenes deportistas, los padres de los jugadores los acompañan en los entrenamientos y toman sus propias precauciones, como cambiar continuamente las rutas.

Testimonio

Carlos A.

Víctima de la inseguridad

‘Se llevaron todas las cosas de mi esposa y de mi nena’Fue lamentable lo que nos sucedió, pues los ladrones se entraron a la casa y se llevaron las pertenencias de mi esposa y de mi nena. Se sustrajeron ropa, zapatos.

Calculo que perdimos unos USD 2 500. Creo que los delincuentes buscaban dinero o joyas, pero nada de eso teníamos.

Lo único que había allí eran libretas bancarias, pero gracias a Dios esas cosas no se llevaron.

Lo increíble es que el robo se produjo en pleno día, a eso de las 10:00 u 11:00. Lastimosamente en la casa no había nadie, porque mi mujer sale a trabajar a las 07:00 y yo a las 06:30. Voy con mis dos hijos, los dejo en la escuela y me despido. Pero ese día sentí que algo iba a pasar y resulta que unos vecinos le llaman a mi esposa y le dicen que nos robaron.

Mi mujer estaba destrozada, no sabía qué hacer. Comenzamos a averiguar, pero nadie había visto nada. Yo vivo en la Quintana, un barrio que queda a un lado del Comité del Pueblo. Allí tengo mi casa propia y nunca nos había pasado algo similar. Escuchábamos que les roban, pero no creíamos que era tan terrible.

Lo único que sabemos es que en las afueras de mi casa estaba un automóvil y que una señora que estaba con gafas llegó al lugar.

Eso llamó la atención a mis vecinos y se acercaron a la casa y vieron que las cosas estaban botadas por todas partes. Eso fue lo único que dicen los vecinos y nada más.

Por eso he venido a la Policía, para denunciar este robo. Lo que pido a ellos es que hagan mayor vigilancia, que no dejen abandonado los barrios. Mucha gente nos ha dicho que hasta les asaltan y que no hay protección.

Lo que ahora he hecho es mejorar las seguridades. Ahora mismo he cambiado las chapas, pues destruyeron todo incluso las puertas que dan a la sala, la principal de la calle y otra lateral.

Por colocar nuevas seguridades no pude venir a denunciar antes este robo. Es más, no tuve con quién dejar la casa y a mi familia,

Todos estamos asustados por lo que nos pasó y he pedido más respaldo de la Policía.

Suplementos digitales