Pese a las versiones de un supuesto ritual, la Fiscalía considera que el descuartizamiento de dos jóvenes en Guayaquil, cuyos cuerpos fueron hallados en dos sectores de la ciudad, estarían ligados a un caso de disputas por venta de drogas.
Los cuerpos de Josué S., de 17 años; y de Ángel E., de 22, fueron descubiertos cortados en nueve y 14 segmentos, respectivamente, en dos sectores urbano marginales del noroeste de la ciudad, entre el 19 de diciembre pasado y el domingo 1 de enero.
Por los crímenes fueron detenidos el martes pasado siete sospechosos de integrar una banda que se dedicaría al expendio de drogas en los sectores donde se descubrieron los cadáveres. Dentro de la investigación, la Fiscalía solicitó la detención de otras tres personas vinculadas a los crímenes.
En sus versiones en la Fiscalía, seis de los detenidos relataron que cometieron los asesinatos como parte de un supuesto ritual, y bajo los efectos de drogas. “Para cometer estos delitos, ellos se drogaban previamente”, manifestó la fiscal a cargo de la indagación, Gladys Murillo.
El día de las detenciones, otro sospechoso de los crímenes se presentó en la Fiscalía del Guayas para solicitar se lo incluyera en el programa de testigos protegidos. “Esta persona dijo que era el autor de los descuartizamientos. Afirmó que lo obligaron a hacerlo porque había trabajado como guardia en una morgue”, dijo el fiscal distrital Antonio Gagliardo.
La versión de los detenidos sobre el ritual, como motivo para cometer los asesinatos, no convence a la Fiscalía. Por ello, entre las diligencias se solicitó al perito psicológico de la entidad que evaluara a los detenidos.
Gagliardo dijo que no se descarta que los dos jóvenes asesinados pudieran haber sido clientes de la banda dedicada al tráfico de drogas en el sector. La Policía afirmó, por su lado, que las víctimas se habrían negado a participar en la organización delictiva. “Se determinó que los autores de estos asesinatos de dedicaban al microtráfico de drogas utilizando para ello a menores de edad. Las muertes se ejecutaron por no haberse acoplado a la organización…”, señaló el jefe de la Policía de Guayaquil, Patricio Pazmiño. Según la Policía, la banda delictiva se dedicaría a cobrar dinero a locales del sector, a cambio de protección.
Entre las evidencias que se habrían encontrado en las dos viviendas allanadas el martes pasado, estaban cinco chalecos antibalas y un revólver y cartuchos.
Una familiar de Ángel E., cuyas extremidades fueron encontradas en dos sacos de yute entre el 31 de diciembre y el 1 de enero, dijo que la víctima era un consumidor, pero afirmó no saber si pertenecía a alguna banda.
“El tipo de cortes, la forma en que son arrojados los cuerpos, de tal forma para que causen estupor entre la población, se ha visto en casos relacionados con tráfico de drogas”, manifestó el jefe forense de la Policía Judicial, Juan Montenegro.
Aunque la última víctima ya fue identificada por sus familiares, debido a los tatuajes en sus extremidades seccionadas, hasta ayer no se ubicaban la cabeza y el tronco. La Fiscalía presume que habrían sido arrojados a una poza en el patio de una de las viviendas que fueron allanadas el martes.
La Fiscalía solicitó que se proceda al dragado del patio para comprobar si las partes están allí.