El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) revela filtraciones de pagos secretos de la constructora brasileña Odebrecht en la región. Foto: EFE
Desde diciembre del 2016, Odebrecht S.A. reconoció el armado de un inmenso sistema de corrupción y aceptó colaborar con los fiscales de Latinoamérica. Sin embargo, la constructora brasileña no contó la historia completa. Así lo ha señalado el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), la noche del 25 de junio del 2019.
“División de Sobornos”, una nueva investigación llevada adelante por ICIJ, revela que los pagos a cambio de contratos serían aún más grandes que lo admitido por Odebrecht, y que involucrarían a figuras y proyectos de obras públicas que no aparecen mencionados ni en las causas judiciales en trámite ni en ninguna otra investigación oficial hasta la fecha.
El nuevo hallazgo, dice el ICIJ, se desprende de la filtración de documentos y registros del “Departamento de Operaciones Estructuradas”, una división de Odebrecht creada básicamente con el propósito de manejar los sobornos de la empresa. Esos registros fueron obtenidos por La Posta y procesados con el ICIJ.
En la Fase 2 de la construcción del Metro de Quito, suscrita en 2015, participó Odebrecht. Foto archivo: Armando Prado / EL COMERCIO
Las filtraciones revelan pagos secretos como:
– Más de USD 39 millones vinculados con la construcción de la gigante central termoeléctrica de carbón de Punta Catalina en República Dominicana;
– 17 pagos por más de USD 3 millones relacionados con un gasoducto en Perú;
– Pagos relacionados con más de una docena de otros proyectos de infraestructura en países de la región, incluidos más de USD 18 millones vinculados a la red de subterráneos de la Ciudad de Panamá, y más de USD 34 millones relacionados con la Línea 5 de la red de subterráneos de Caracas, Venezuela;
– Emails donde se discuten los pagos secretos realizados por un banco propiedad de operarios de Odebrecht a empresas fantasma y relacionados con el Metro de Quito. Los documentos no revelan quién recibió el dinero, precisa el ICIJ.
Este es el informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación:
“Los pagos de Odebrecht a funcionarios públicos eran de tal escala que la empresa creó una división especial interna, el Departamento de Operaciones Estructuradas, cuyo propósito básico era el manejo y pago de sobornos. Los archivos obtenidos contienen más de 13 000 documentos que esa unidad de Odebrecht almacenaba en una plataforma de comunicaciones secretas conocida como Drousys.
El proyecto más importante de la empresa en Ecuador Odebrecht era una red de subterráneos para la ciudad de Quito, capital del país, situada a gran altitud y donde viven más de 1,5 millones de personas (nota de la redacción: actualmente habitan 2,7 millones). El presupuesto de construcción del proyecto superó los 2.000 millones de dólares (ndlr: en un inicio se presupuestó en USD 1 500 millones, pero costó USD 2 009 millones). Se espera que esa red de 14 kilómetros de extensión (ndlr: el Metro tiene 22 kilómetros), cuya inauguración está prevista para diciembre, transportará a hasta 530.000 pasajeros por día (ndlr: 400 000 por día).
Cuando el esquema internacional de sobornos de Odebrecht salió a la luz, los fiscales ecuatorianos lanzaron una investigación para saber si las obras de la empresa en el Metro de Quito estaban manchadas por sobornos. En marzo de 2018, tras más de un año de ahondar en el caso, los fiscales cerraron la investigación, diciendo que no había evidencias que sustentaran los cargos.
La revelación de los archivos de la oficina de sobornos de Odebrecht podría impulsar la reapertura de las investigaciones.
En el sistema de emails Drousys, empleados de Odebrecht con los nombres clave de “Silver”, “Fred” y “Wilson”, hablan de pagos relacionados con el Metro de Quito que fueron canalizados a través de su oficina.
En julio de 2015, por ejemplo, “Silver” le pregunta a “Fred” si se había efectuado el pago para el Metro y si se había hecho a través del Meinl Bank, un banco cuya filial en Antigua y Barbuda había sido adquirida por operarios de Odebrecht en 2010 para facilitar los sobornos, según los fiscales. “Fred” responde afirmativamente.
“El pago del Metro también se realizó a través de Meinl”, escribe “Fred” en su email de respuesta a “Silver”.
Un correo electrónico refiere pagos por la Refinería del Pacífico y por el Metro de Quito. Foto: Captura informe ICIJ
El mensaje señala que el pago fue hecho a través de la empresa Fortress Investors Ltd., que aparece mencionada repetidamente en los archivos de la oficina de sobornos como uno de los conductos para realizar pagos. Los registros no dicen quién recibió esos pagos secretos ni con qué objetivo se hicieron.
Mauricio Rodas, el exalcalde de Quito cuya administración aprobó el contrato de Odebrecht, dijo a una periodista de ICIJ que Odebrecht fue seleccionada solo porque había hecho la oferta más económica, y que el proyecto iba a transformar la movilidad en Quito.
La Ruta Viva, una autopista de conexión entre Quito y el principal puerto (ndlr: aéreo) de Ecuador, no es mencionada en las acusaciones de los fiscales ecuatorianos, pero su nombre sí aparece en este nuevo tesoro de documentos filtrados, en conexión con un pago de octubre de 2012 por 915.000 unidades de una moneda no especificada, unos meses después de que la ciudad le otorgara a Odebrecht el contrato de construcción de esa ruta. Los documentos ahora filtrados no revelan quién recibió ese pago secreto”.
La Ruta Viva es una carretera que une a los valles con el Distrito Metropolitano. Esta fue inaugurada en el 2015. Foto: Archico / EL COMERCIO
La reacción de los exalcaldes Augusto Barrera y Mauricio Rodas:
Odebrecht “perdió” el concurso cuando “participó en la Fase 1 del Metro, que es la fase que se suscribió durante mi administración”, dijo Augusto Barrera este miércoles 26 de junio del 2019, en una entrevista radial, consultado sobre las revelaciones del ICIJ.
Alcalde de Quito entre julio del 2009 y mayo del 2014, Barrera precisó que “la Fase 2 del Metro, donde hay la contratación con Odebrecht, se hizo un año y medio después de que yo terminé mi administración. Yo en noviembre del 2013 decidí no desarrollar esa Fase 2”.
Con relación a la Ruta Viva, Barrera sostuvo, entrevistado por Pichincha Universal, que “esta empresa en mi administración participó en concursos. Yo soy enemigo de los procesos a dedo, yo no hice ninguna cosa por emergencia. En los concursos en los que esta empresa participó fueron en los componentes viales de la Ruta Viva, en donde efectivamente a través de un procedimiento CAF de precios fue adjudicada; participó en el componente más complejo que son los puentes de la Ruta Viva, los puentes de San Pedro y el Chiche, y perdió”.
“Estas son exactamente las responsabilidades y esta es la realidad de los tiempos”, sostuvo Barrera, ahora dedicado a la academia en Quito. “Vivo de lo que trabajo, soy profesor en la universidad y soy el primer interesado de un esclarecimiento y de una investigación exhaustiva. Mi situación personal está abierta”.
Mauricio Rodas, alcalde de Quito entre mayo del 2014 y mayo del 2019, ya reaccionó el 17 de enero del 2017 frente a denuncias que vinculaban supuestos sobornos de Odebrecht en la construcción del Metro de Quito. Ese día, el entonces Burgomaestre de la ciudad viajó a Washington para solicitar información al Departamento de Justicia de EE.UU. y denunciar una persecución política ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Dos años después, frente a las filtraciones del ICIJ del 25 de junio del 2019, Rodas señaló a EL COMERCIO: “Me alegra profundamente que se haya revelado esa información. La información que se ha hecho pública va a permitir dos cosas. La primera, dejar en claro que mi administración no tuvo absolutamente nada que ver con esos supuestos actos de corrupción, porque se deja claro que el desvío de los USD 5 millones del Metro se preparó y se pactó en el 2013, cuando yo era un ciudadano común y corriente. Las irregularidades de las que se habla ocurrieron en la administración de Augusto Barrera”.
Así funcionaba la Oficina de Sobornos en la región:
“El Departamento de Operaciones Estructuradas combinaba el sigilo de una organización delictiva con la burocracia de una gran corporación. Para comunicarse en secreto, la oficina de sobornos elaboró el sistema Drousys, una plataforma por fuera de los libros contables que incluía el envío seguro de emails y mensajes instantáneos.
En esas comunicaciones (en distintos países de la región), los empleados de Odebrecht y los destinatarios de los sobornos solo figuran bajo apodos, muchos de los cuales todavía no han sido descifrados. Los empleados tenían nombres en clave como “Gigo” y “Waterloo”, mientras que a los receptores de los sobornos se les solía adjudicar apodos más coloridos, como “Bambi”, “Robocop”, “Darth Vader” y “Stalin”.
Esos registros incluyen discusiones abiertas y explícitas sobre cómo garantizar la confidencialidad del sistema. En una de esas cadenas de emails, los empleados de la empresa hablan de dividir un soborno multimillonario en pagos más chicos, para evitar despertar la sospecha de los bancos.
También se hallaron planillas de cálculo que rastrean el historial de pago de coimas de la oficina. Una de ellas consigna más de 600 pagos por un total de 230 millones de dólares, realizados entre fines de 2013 y fines de 2014 (en la región).
Como luego revelarían las investigaciones penales, entre los tantos proyectos que esa oficina ayudó a encaminar para la empresa Odebrecht se encuentran la red de tránsito rápido de Lima, Perú, una represa en el estado de Michoacán, México, y un proyecto de la central hidroeléctrica en Ecuador.
Las filtraciones también dejan al desnudo el rol que jugó el oscuro mundo de las finanzas offshore, que fue el que hizo posible el funcionamiento de la oficina de sobornos de Odebrecht. Si bien los beneficiarios de los sobornos eran casi todos de Latinoamérica, los pagos invariablemente se canalizaban a través de una secreta red de empresas y cuentas fantasma en paraísos fiscales”.