Fernando Carrión es académico e investigador. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Entrevista a Fernando Carrión, académico e investigador.
¿Por qué los gobiernos de Colombia y Ecuador solo apuntan a alias ‘Guacho’ cuando se conoce que hay al menos 12 organizaciones en la frontera?
La tesis de Colombia de hace mucho tiempo es que la culebra se muere por la cabeza, entonces teóricamente al desaparecer ‘Guacho’, quien empieza a ser chivo expiatorio de este proceso, este frente (Oliver Sinisterra) debería desaparecer, pero hay 12 organizaciones que se están disputando los espacios del lado colombiano. Con una incursión militar de ambos lados lo que va a producir por parte de estos grupos es que se unifiquen.
La salida hasta ahora ha sido la vía militar. ¿Será esa la mejor estrategia en el futuro?
Lo que se está viendo es una posición unilateral, en otras palabras, la propuesta militar que hemos visto con el Plan Colombia y que hemos visto por más de medio siglo no ha resultado, y lo más cercano es lo que ocurrió con la iniciativa Mérida en el 2008, cuando firman los presidentes Felipe Calderón, de México, y George Bush, de Estados Unidos, y se extendió al triángulo norte del El Salvador, Honduras y Guatemala.
El resultado de esa propuesta fue más de 75 000 víctimas, más de 30 000 desaparecidos y que tengamos en Honduras y El Salvador dos de los países más violentos del mundo y que este rato se maneje no menos de USD
900 000 millones por droga. Ir con una propuesta unilateral frente a un problema multilateral es el error más grande y creo que eso es lo que ya está pasando con la reestructuración de este frente de 12 organizaciones para confrontar con las FF.AA. colombianas y ecuatorianas.
¿Estos 12 grupos asumirían las mismas condiciones que han exigido en los últimos secuestros frente al Estado ecuatoriano?
Ese es uno de los errores que cometieron los medios de comunicación colombianos cuando difundieron imágenes con las demandas que este grupo tenía alrededor de los tres periodistas. Si se aceptaba esto significaba que los dos Estados renuncian. Esta pudo haber sido una de las causas del desenlace fatal y me parece que el periodismo debe entrar en un franco debate sobre la libertad de expresión, porque esto que ocurrió es absolutamente lamentable.
¿Se está ahondando en el problema?
Al ver las imágenes de los miembros del equipo periodístico secuestrado y las de los dos últimos, los contextos son distintos y hay que preguntarse realmente si será el mismo grupo u otro, si no será que se están uniendo estos 12 grupos para enfrentar a este enemigo externo que se ha construido.
Ya son dos países los que están enfrentando las secuelas.
En el caso de Ecuador no es tan complejo, porque es un lugar de paso y entonces ahí se han hecho fuertes. ¿Cómo lo han hecho? Cooptando a la población que no tiene salud, educación e ingresos. Estos grupos les venden asistencia y estas poblaciones se sienten más seguras y amparadas con los códigos, protocolos y la seguridad que brindan estos grupos. Es una cosa absolutamente paradójica por la ausencia del Estado.
¿Cómo romper esta dependencia de más de una década?
Con Francisco Enríquez (académico) hemos pensado en la posibilidad de que se puedan entregar bonos de solidaridad, de la tercera edad, de vivienda, bonos para la producción, porque en esas zonas este rato no se está produciendo y se pudiera hacer sustitución de cultivos o con base en estudios rápidos implementar qué cultivos se pueden hacer. Se puede dar bonos de salud y educación, que haya dispensarios médicos. En San Lorenzo debe haber 45 000 habitantes y en Mataje de 8000 a 10 000. No se requiere demasiado y se puede hacer en el menor tiempo posible.
¿Qué pasa con Carchi y Sucumbíos?
En Carchi me parece una cosa compleja por los desniveles de la política monetaria entre Colombia y Ecuador, la producción de papas se está cayendo y el gobierno debería entrar con una política, porque si esto se cae esta zona puede también ser objeto de cooptación de estos grupos. Si pensamos en los bonos en todas estas zonas por las condiciones que existen se puede tener una respuesta rápida que EL COMERCIO lo dijo en su editorial hace unos días: mejorar el tejido social, tener una estructura productiva, tener una política pública en educación y salud y en cuarto lugar la presencia del Estado.
Por ahora se ha priorizado la presencia del Estado vía militar…
Una de las cosas que hay que trabajar es la articulación de estos 12 grupos con los grandes cárteles de la droga que operan con la lógica de holding, en el caso de Sinaloa es un holding que articula en distintas fases el proceso de producción bajo la lógica de la tercerización, franquicia para que hagan actividades específicas, como la producción de coca, el traslado en cierta zona, la transformación de coca en cocaína o el paso por la frontera. Si no se rompen estos vínculos estructurales con estos grandes carteles la cosa seguirá igual. En otras palabras, focalizar la confrontación en ‘Guacho’ y en su grupo es un error incluso de orden militar.
¿Qué pasa con la contaminación de la narcoguerrilla a nivel político, incluso militar o policial?
Ya hemos sido testigos de policías, militares, jueces con hechos de corrupción; no solo entran en el sector público sino en el privado con el lavado de dinero y esa también es una forma corrupta de entrar en la economía y en la sociedad. La lógica de estos grupos es corromper el Estado, la economía y la sociedad y si no se tienen mecanismos para detener termina siendo muy complicado.
¿Cómo fortalecer las FF.AA., por ejemplo, que según el mismo Presidente han sido debilitadas?
Hemos venido escuchando que se ha debilitado a las FF.AA., pero hay un problema adicional: las propias FF.AA. no han sido capaces de cambiar la logística, la infraestructura que tenían desde antes de la firma de la Paz con Perú. Ese era un conflicto estrictamente de límites basado en una lógica de soberanía, lo que tenemos ahora con Colombia es una cosa distinta con amenazas diferentes y como doctrina, logística e infraestructura, las FF.AA. no están adecuadas para eso. Lo mismo pasa en Cancillería que ha estado enfocada en la soberanía cuando eso dejamos atrás cuando se firmó la Paz con Perú, entonces hay un problema estructural de que la sociedad ecuatoriana no ha sido capaz de dar ese viraje a esta nueva realidad.
¿Cuál es el panorama futuro en el orden militar?
Lo que vemos en las imágenes es una defensa del territorio, que sentido ahora tiene ver tanques ahí, cuando son fuerzas absolutamente pequeñas tener esa estructura no justifica y no tiene que ver con este conflicto. En términos militares, según manuales y protocolos, el 70% es inteligencia y contrainteligencia y el 30% es acción militar. Creo que eso no tenemos porque si no sabemos quién es ‘Guacho’ y el grupo Sinisterra, bueno sabemos algunas cosas, pero las negociaciones, conversaciones que se establecieron no correspondían con el tipo de organización que finalmente asesinó a los tres periodistas.
Esto ha generado temor en la sociedad en su conjunto, ¿qué niveles de seguridad se debería tener en todo el territorio?
Lo que tenemos este rato en la frontera es 12 000 combatientes eso es la tercera parte del número de efectivos de las FF.AA., esto quiere decir que algunos que estaban en ciertos lugares ya no están y no tengo la menor idea de lo que puede significar, pero se debe tener una mirada nacional, si es un problema de narcotráfico no es solo de frontera. Hemos visto cargamentos de droga en los puertos de Guayaquil, Santa Elena, Esmeraldas y, en Sucumbíos hacia Brasil. Hemos descubierto laboratorios en distintos lugares y debemos estar conscientes de esto y no hay que olvidarse de la otra frontera con Perú porque es el segundo productor de coca del mundo y también hay grupos irregulares como en el lado colombiano.