Las falencias en el control del tránsito de Quito se hacen más visibles. La falta de personal y medios tecnológicos son dos escollos que tienen los policías, según la institución.
Estadísticas de la Dirección Nacional de Tránsito revelan que en el país 3 668 gendarmes están destinados a esta tarea. Sin embargo, se calcula que se requieren por lo menos 1 500 más.
Este déficit hace que los agentes acudan a unas zonas y se descuiden de otras, que son consideradas como avenidas de alta peligrosidad. Este es el caso de la intersección de la Bartolomé de las Casas y Ulloa (norte de Quito).
Datos de la Policía señalan que en este sector la mayoría de choques se produce entre las 18:00 y 20:00. No obstante, este Diario constató que a esa hora, el jueves, no existía un solo policía.
Luis T. (nombre protegido), morador de este sector, señala que en ese lapso no hay control. Panorama similar ocurre en las avenida Patria y Ulloa, también en el norte. El pasado viernes, a las 20:30, el tráfico fue caótico. Los vehículos incluso se cruzaban mientras el semáforo estaba en rojo.
El director de la veeduría ciudadana Justicia Vial, Guillermo Abad, dice que estos problemas se presentan no solo por falta de personal, como lo dice la Policía, sino por una mala distribución de la gente. “Hay uniformados que hacen controles en las terminales. Eso no les compete, eso es tarea de la Comisión Nacional de Tránsito, con personas civiles”.
En Quito se calcula que existen al menos 200 puntos negros, es decir, de mayor peligrosidad, por los accidentes ocurridos.
Análisis realizados por Justicia Vial señalan que precisamente en esos sectores no hay vigilancia.
Entre enero y agosto del 2010, la Dirección Nacional de Tránsito reportó 10 771 accidentes. De ellos, 3 477 ocurrieron en Quito.
Para Wilson Pavón, jefe de la Subdirección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT), defiende el trabajo de los vigilantes, aunque asegura que el problema radica en la cultura de la gente. “Un conductor se coloca el cinturón de seguridad y baja la velocidad solo cuando ve a un oficial”.
Los uniformados que cumplen labores de tránsito trabajan a partir de las 05:30. Pablo Espinoza, jefe del Grupo Operativo del sector centro (Quito), dice que el personal cumple horarios rotativos y de apoyo. En El Trébol, entre las 05:30 a 09:00 trabajan 20 uniformados, pero luego de ello solo se quedan cuatro. El resto se traslada hacia otros puntos.
Igual ocurre con La Marín, los túneles de San Diego y las avenidas Naciones Unidas, Shyris y 10 de Agosto. Para Espinoza, “eso sucede en las horas pico, cuando se presenta un contraflujo de automotores de sur a norte y viceversa. Una muestra de eso es lo que sucede en la avenida Velasco Ibarra, donde el personal es repartido a lo largo de toda la vía”.
Otra falencia en el control de tránsito es la falta de equipos tecnológicos, reconoce Patricio Uquillas, jefe provincial de Tránsito. A su juicio, eso disminuye la capacidad operativa en las vías.
Desde junio de este año, los gendarmes utilizan una agenda electrónica (PDA). Este es un aparato con el que los uniformados verifican los puntos de la licencia con solo digitar el número de cédula.
Estos aparatos se usan solo en Pichincha. Son 540 aparatos (20 más existen para repuestos), aunque en esta jurisdicción hay 1 469 policías de tránsito.
Esto es un impedimento porque quienes no poseen estas agendas no pueden verificar si un conductor tiene la licencia en orden. Los agentes que no lo poseen llaman por radio a la central 101.
Sin embargo, tampoco todos tienen radio y cuando este es el caso deben llamar por celular.
Uno de los policías confesó que si están en zonas donde no hay señal de celular no pueden comunicarse y permiten que los vehículos circulen sin restricciones.
En otras provincias, los policías también llaman a la central del 101 para verificar el estado de los permisos de conducción.
El SIAT dice que otra limitante es la falta de tecnología en los patrulleros. “No se trata de comprar carros, sino que deben tener captación de placas y fotorradares para medir la velocidad”.
Con esos equipos se pretende medir la velocidad de los autos y captar el número de placas, que permita tener un registro pormenorizado de infractores.
En el país, solo la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) cuenta con esta tecnología.
José Luis R., un policía que opera en el centro de Quito, dice que él solo tiene una libreta para anotar contravenciones. Dice que trabaja desde las 05:30 hasta las 20:30. Él confiesa que debe estar en diferentes lugares, que por órdenes superiores deja unos sitios y se concentra en otros. José R. lleva dos años en esto e indica que estas falencias son de siempre.