Hoy se cumple una semana de la desaparición de Vicente Holguín, de 22 años. Sus familiares dicen que el universitario fue de paseo con un grupo de amigos a la playa de Montañita, en Santa Elena, para festejar el final de las clases. Sus ocho compañeros regresaron al día siguiente. Vicente no.
Su madre, Andrea Rodríguez, muestra la fotografía del joven.
Es un recuerdo de su graduación, hace cuatro años. “Es un muchacho estudioso, no es amiguero. Trabaja con su papá en una construcción para pagarse la universidad”, dice.
Los padres de Vicente lo han buscado hasta el cansancio: en la morgue de Santa Elena, en los retenes de la Policía, en la capitanía de Salinas. “En la capitanía nos dijeron que mi hijo no está entre las personas reportadas como ahogadas. Él sabe nadar”, asegura Manuel Holguín, su padre.
Vicente, el mayor de cuatro hermanos, llamó a su padre desde su celular apenas llegó a Montañita, una playa muy concurrida por turistas extranjeros. Aquel día se celebraba un campeonato de surf, y Vicente se había prometido asistir. Era la primera vez que viajaba solo, sin sus familiares. “Nunca se había ido tan lejos, por eso estaba emocionado”, relata su madre.
Los padres de Vicente acudieron el miércoles pasado a la Unidad Antisecuestros de la Policía, en el norte de Guayaquil. No obtuvieron ayuda. “Un agente nos dijo que si era desaparición, eso no les correspondía; que les avisemos si recibían una llamada pidiendo recompensa o de extorsión”, menciona el padre.
La investigación por la desaparición de Vicente está a cargo del fiscal de Santa Elena Nixon Chan. El funcionario solicitó la versión de los compañeros de Vicente, pero solo dos de ellos lo habían hecho hasta ayer.
Una compañera de universidad le contó a la madre que el sábado bebieron en la playa, en torno a una fogata. Al siguiente día, cuando despertaron, Vicente ya no estaba. “Todos regresaron, menos mi hijo. Lo esperé hasta el domingo por la noche y luego me empecé a preocupar”, dice la mamá en el cuarto de su hijo.
Ella se aferra al viejo teléfono celular que su hijo desaparecido le habría encargado a una de sus compañeras, la última noche que los vieron. Allí están grabados aún los mensajes que intercambió con su hermana menor. Le decía que estaba pasando bien, que no se preocupara.
En Guayaquil, en el 2011 desaparecieron 457 personas, un promedio de 6 semanales, según un reporte de la Fiscalía del Guayas.
Tan solo las últimas dos semanas se reportaron siete personas desaparecidas. Según la jefatura provincial de la Dirección de la Policía de Niños y Adolescentes (Dinapen), al menos el 60% de las desapariciones son de menores de edad. Muchos de ellos son adolescentes. Este es el caso de Génesis, de 14 años.
La adolescente, quien es de Huaquillas, en la frontera con Perú, desapareció de su hogar en noviembre pasado. Su madre ha recibido llamadas amenazantes a su teléfono. El hecho fue muy publicitado en medios locales, porque la madre contó a la Dinapen de El Oro que su hija era obligada a trabajar en la prostitución, en sitios del otro lado de la frontera.
En el 2011, la Dinapen reportó 63 menores extraviados en El Oro y 123 en Guayas . La jefatura, sin embargo, no detalla en qué porcentaje de los casos se encontró a los menores de edad.
La Fiscalía del Guayas, por su lado, recibió 314 denuncias por plagio el año pasado. Se trata de 110 denuncias menos que las reportadas en el 2010. En las denuncias no se especifica las edades de las víctimas de plagio.
Un alto oficial de la Policía reveló ayer que en el país, la Unase resolvió un promedio de 32 casos de personas mayores de 18 años que fueron secuestradas en el 2011. Según el oficial, las personas plagiadas pertenecen a familias “en las que hay bastante dinero, y generalmente son empresarios o familiares de estos”.
¿Por qué algunos casos sí se resuelven con rapidez y otros no? “Eso depende de la exposición mediática que se le da al hecho”, responde el oficial.
Manuel Holguín, padre del joven desaparecido en Montañita, espera que la notoriedad que tenga el caso de su hijo en la prensa ayude a su hallazgo. “Ojalá que vena su foto en la televisión y alguien lo reconozca”.
En el caso de las adolescentes desaparecidas del colegio Los Pinos, en Quito, y que fueron rescatadas en Huaquillas, el oficial de la Unase afirma que influyó la exposición mediática que tuvo el caso luego de que familiares difundieron las fotografías de las adolescentes en Twitter y Facebook.
El oficial señala que otro aspecto que influye en esos casos es el nivel socioeconómico de las personas desaparecidas. “La Policía atendió un pedido social y gubernamental que llamó la atención del país. Nosotros resolvemos los casos que nos recomiendan”.
Cuando haya casos de desaparecidos, los agentes recomiendan que de inmediato el caso se reporte a agentes especializados.
El caso Los Pinos
Un familiar de las alumnas de Los Pinos, halladas el jueves en Huaquillas (El Oro) dijo ayer que pedirá rendir su versión en la Fiscalía y solicitará que se realice la investigación de los hechos.
Según el familiar, la llegada de Alejandra a salvo fue el único bienestar que recibieron. “Lo anterior y lo que venga después no importa. Estamos felices de que ella esté en casa”.
Ayer, el hermetismo siguió en el colegio donde estudian las jóvenes. No obstante, trascendió que ellas no acudieron a clases. El jueves, al lugar llegaron siete funcionarios de la Fiscalía, para realizar las investigaciones.
Uno de los parientes indicó: “estamos muy agradecidos por la ayuda para encontrar a las niñas. La desesperación que se siente es indescriptible”. Ellas fueron trasladadas a Quito en el avión presidencial y fueron escoltadas por agentes.