En junio, la Policía ya realizó controles a centros de diversión nocturna del norte de Quito. Foto: Archivo / EL COMERCIO.
Parecía un sueño hecho realidad. Pero la posibilidad de llegar a Estados Unidos y comenzar una nueva vida fuera de Cuba se diluyó apenas se bajó de un avión en Quito. Un “amigo”, que le había ayudado a llegar al país le pidió que le entregara su pasaporte y cédula para supuestamente iniciar los trámites de visado a los EE.UU.
La mujer cuenta paso a paso cómo salió de esa nación y antes de seguir pide que no se la identifique, que solo la llamen Xiomara. Tiene 23 años y reconoce que Ecuador era solo un punto de paso, pero se quedó y la obligaron a prostituirse.
En la primera semana que estuvo aquí se enteró que supuestamente debía USD 3 000 a quienes la trajeron. Lo único que le dijeron es que es por “unos documentos” y que si no cancelaba debía pagar con servicios sexuales. Más tarde, la Fiscalía identificó a esas personas, como parte de una red de trata de personas.
Así terminó en un ‘night club’, pero la Policía la localizó en el 2013. A partir de su testimonio, agentes contra la delincuencia organizada abrieron una investigación en el Ecuador y el proceso continuaba hasta ayer.
El 11 de abril del 2014, otras 72 jóvenes de su país fueron halladas en la misma situación que Xiomara. En un operativo denominado Medusa se allanaron 22 centros de tolerancia, hostales en el centro de Quito y viviendas en el norte de la ciudad. El juicio está abierto y las comparecencias aún se desarrollaban la mañana de ayer en el Octavo Tribunal Penal.
El engaño y la promesa
Las investigaciones determinaron que el engaño, la promesa de una vida mejor, la violencia y el secuestro son los mecanismos más frecuentes que las redes de trata usan para reclutar mujeres y explotarlas sexualmente. Estos datos constan en los informes de la Unodc, una oficina de la ONU que investiga las drogas y el crimen.
En el país, la Fiscalía sabe que al menos el 75% de los casos de trata se da por una supuesta oportunidad de trabajo.
Xiomara planeaba llegar a Florida o California y trabajar como mesera o maestra. Dice que estaba a punto de pagar los USD 3 000, pero los cabecillas de la red le dijeron que la deuda se incrementó a USD 8 000.
La única explicación fue que debieron pagar la comida, hospedaje, medicinas y ‘asesoría jurídica’ para el viaje a EE.UU.
Seducían por Internet. La misma modalidad para captar a la víctima se evidenció durante el operativo Libertad.
Casi 200 mujeres ecuatorianas eran explotadas sexualmente en centros de tolerancia de Perú y los investigadores descubrieron que las mujeres eran captadas con promesas de trabajos en hoteles del vecino país. Además, dos sospechosos utilizaban las redes sociales para hacer que las mujeres viajen hacia la frontera sur. Entre las jóvenes rescatadas habían dos menores de edad ecuatorianas que fueron reportadas como desaparecidas en el 2012.
La mujeres explicaron que fueron seducidas a través de la red y pensaron que al irse con ellos tendrían una mejor vida.
La Fiscalía detectó que el 15% de las víctimas liberadas fueron captadas a través de la manipulación sentimental. Entre el 2012 y el año pasado, 796 mujeres fueron liberadas de redes de trata en Ecuador.
En el operativo Libertad fueron arrestadas dos personas del Registro Civil y acusadas de proporcionar documentos falsos para la salida de las jóvenes.
En cambio, en las ciudades como Callao y Lima se identificó que las víctimas permanecían en hoteles y solo salían para comer y jugar en casinos.
Luego eran transportadas a los burdeles en taxis y en la madrugada los mismos vehículos las retornaban a los hoteles.
La vida de Xiomara en Quito era similar. Tenía que vivir en un hostal, solo salía en la noche, cuando un conductor la llevaba y traía de los prostíbulos.
En estos días, ella contó a este Diario que pese a pagar permanentemente su deuda nunca se reducía. Además, usaban un sistema de amenazas a los familiares de los extranjeros.
Los días se convirtieron en semanas para Xiomara. Ella vio que otras chicas que estaban con ella esperaron meses para salir hacia Estados Unidos. Y luego de detener a los sospechosos se conoció que desde Quito hubo comunicaciones con ciudadanos de EE.UU.
Quienes lograban salir adquirían una deuda de USD
15 000 con esa red, que luego debían cancelar con más trabajo sexual. El viaje se iniciaba en Colombia, a donde llegaban vía terrestre, luego eran llevadas en lanchas a Panamá y desde allí su traslado era terrestres por ciudades de Centroamérica.
Otra joven rescatada, que también asistió a la audiencia del caso Medusa, explicó que cada chica tenía su costo.
Las mafias habían elaborado un catálogo según las fisonomías del rostro, la forma del cuerpo y el color de piel. Las ‘vendía’ por USD 20, 200 o 500 por cada acto sexual.
Uno de los procesados es señalado por colocar silicona a las jóvenes. Lo hacía en su casa. El hombre las hacía acostar en una mesa de comedor e inyectaba una solución que servía para aumentar los glúteos, piernas o el pecho. Ese ‘retoque’ físico aumentaba su deuda y así se hacía impagable.