Un día después de la lucha de los familiares de los detenidos en el penal García Moreno contra los policías, por no poder ingresar a visitarlos, los exteriores de ese centro de rehabilitación lucieron con aparente calma.
La mañana de ayer cerca de una veintena de familiares de los privados de la libertad de las cárceles 1, 2 y 3 de Quito hacían fila para dejar los paquetes y no para entrar como es de costumbre los fines de semana.
Desde las 09:00, un grupo de cinco policías receptaban fundas con alimentos, objetos de aseo personal y vestimenta para los detenidos. Previa una breve revisión, los uniformados pasaban las fundas a los guías penitenciarios, quienes a su vez las entregaban a dos pasadores en cada cárcel y se las hacían llegar al destinatario.
Esa fue la rutina que siguieron los gendarmes en la puerta principal del penal de 09: 00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00. Uno de ellos, quien prefirió mantener la reserva de su nombre, afirmó que se continuará recibiendo solo ese tipo de paquetes para los internos, hasta el próximo miércoles que se reanudarán las visitas.
Esta medida de prohibir el ingreso de familiares a las cárceles, que causó un fuerte enfrentamiento entre mujeres y policías al mediodía del sábado, durará casi una semana. Esta orden fue dada por la ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos Johana Pesántez, después de los hechos ocurridos en el penal la noche del miércoles 29 de febrero.
Ayer por la tarde, esa Cartera publicó un comunicado en su página web argumentando dos razones para esa medida. La primera hace referencia a cuidar la integridad de los detenidos y de las visitas para que no se repitan los hechos de ese día. La noche del 29, las visitas no pudieron salir por una protesta organizada por los privados de la libertad. La queja prioritaria fue la rebaja de penas que está pendiente. Niños y mujeres permanecieron dentro de los pabellones hasta que cuerpos de auxilio y la Policía Nacional ingresaron para poner el orden.
El segundo motivo, según la Ministra, es por “una auditoría que cumple esta Cartera de Estado de los daños ocasionados por la protesta de los internos”. Los policías no conocían de esta razón el sábado por la mañana ni tampoco los detenidos que también protagonizaron una protesta con banderas y camisetas blancas desde el interior. Pero ayer continuaba en las afueras una ambulancia y dos autos con miembros del GIR .
La entrega de las fundas duraba aproximadamente unos 10 minutos por persona. Se atendía a tres personas a la vez y se les hacía anotar en un papel el nombre del destinatario y a la cárcel que iba dirigida. Los detenidos continuaban observando desde la azotea de la cárcel nro. 2 lo que ocurría en la puerta principal.
Uno de ellos logró mirar a su pareja que llegaba con un paquete. Ella aseguró que “aunque no lo pudo ver, logró saludarlo a la distancia. “Aparentemente está bien y le dejé cosas que necesita”.