Decenas de feligreses recibieron ayer, a las 15:30, el cadáver del sacerdote franciscano Miroslaw Kanrczwesky, de 45 años, de origen polaco. Fue asesinado la tarde del lunes dentro de su convento, en circunstancias aún no aclaradas.
Fray Mireck, como era conocido en la cooperativa de vivienda Rumiñahui de Santo Domingo de los Tsáchilas, debía celebrar la eucaristía el pasado lunes a las 19:00. Siempre era puntual, pero no llegó. Esto inquietó a los 45 monaguillos y a los fieles que le acompañaban en las misas.
Uno de los monaguillos salió de la iglesia y se dirigió hacia el convento, ubicado en la parte posterior de la capilla, cruzando una calle lastrada y polvorienta. Encontró entreabierta la puerta del convento y el joven halló el cadáver del clérigo con una gran herida en el cuello y múltiples raspones en el cuerpo.
El chico, desesperado, retornó a la iglesia para contar, entre lágrimas, lo sucedido. Los feligreses lloraron. La Policía llegó hasta el convento de los franciscanos para iniciar las investigaciones. Esa noche el cuerpo fue trasladado a la morgue de la ciudad.
Ayer en la mañana, sacerdotes amigos tramitaron los papeles para la autopsia. El padre Bigniw Braun, quien compartió con fray Mireck por más de 30 años, reseñó que nacieron en el norte de Polonia. Trabajaban en Ecuador desde hace 15 años. Estuvieron en Tulcán y Shushufindi, en la frontera. Pertenecen a la orden de los Hermanos Menores de la Comunidad Franciscana. Por eso su hábito es gris.
Sus colegas sacerdotes y feligreses contaron que fray Mireck pidió ser enterrado con su hábito gris, con un cordón blanco, en Santo Domingo de los Tsáchilas. Sin embargo, la congregación franciscana de Santo Domingo espera la llegada de sus familiares para tomar una decisión definitiva. Por lo pronto se contrataron los servicios velatorios del cementerio Jardines del Edén.
El 7 de junio último, el nombre de fray Mireck apareció en el informe de la Comisión de la Verdad. Allí se recoge una versión, que señala que a finales del 2005 el sacerdote, como párroco de Shushufindi, habría participado en la Junta de Seguridad del cantón y supuestamente avalado una propuesta de un policía para matar a quienes transitaran pasadas las 22:00 en esa ciudad, como medida para reducir el crimen en el cantón de Sucumbíos. Mireck, según reza en el informe de la Comisión, negó tal acusación.
Ayer, una de las feligreses lloraba al ser consultada por la obra del sacerdote en Santo Domingo: “No le puedo decir porque tendría que ver las cosas maravillosas que impulsó el padre”, dijo.
En la cooperativa Rumiñahui construyó una iglesia de hormigón; un amplio convento para la comunidad franciscana; un centro de apoyo para estudiantes y una guardería para albergar a los hijos de madres pobres. El servicio beneficia a habitantes de cooperativas de vivienda vecinas a Rumiñahui, como 20 de Octubre, Municipal, 10 de Agosto, etc.
Martha Tenesaca, una seguidora de fray Mireck, contó que el padre impulsó talleres de belleza, manualidades, artesanías. Para financiar los cursos y las construcciones organizó rifas, conciertos “El carisma del padre era la vida de toda la parroquia”, dijo.
Fray Mireck recibió también apoyo de la Fundación Caritas y de la Asociación Pisana de Italia. Esta última organización financió el Centro de Apoyo Escolar en la cooperativa Rumiñahui.