Joffre Astudillo, secretario de Comunicación de la Curia cuencana y Marcos Pérez Caicedo, arzobispo de Cuenca, hablaron el 24 de mayo sobre las indagaciones a las denuncias de abuso en contra de un religioso en la capital azuaya. Foto: Giovanni Astudillo/ EL COMERCIO
Nadie dijo las razones. Pero la tarde del lunes, 28 de mayo del 2018, fue retirada una escultura del sacerdote cuencano César C., acusado de abusos sexuales a menores de edad, que sobresalía en la parte frontal de la Basílica de la Santísima Trinidad de Cuenca.
Esta decisión se dio antes de la marcha denominada “A romper el silencio”, en apoyo a las víctimas de los abusos sexuales y para exigir que los casos no queden en la impunidad. Será este martes 29 de mayo de 2018.
Existen seis denuncias de personas que –supuestamente- fueron ultrajadas sexualmente y maltratadas hace más de 50 años, cuando eran niños, por parte de César C. quien actualmente tiene 91 años. Por eso, desde El Vaticano se ordenó que se abra una indagación previa.
Jaime Ortiz de Lazcano, vicario judicial de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, estuvo en la capital azuaya la semana pasada e indagó a los denunciantes y sus familiares, al acusado y personas que lo conocen. Las autoridades de la Curia de Cuenca conocen que, en la actualidad, el acusado está enfermo.
En su juventud, César C. creó varios centros educativos, universidades, medios de comunicación, un hospital universitario, entre otros negocios. Las denuncias provienen de personas que –en aquella época- estudiaron las escuelas regentadas por él.
Una de las últimas obras que levantó (inaugurada en el 2010) fue la Basílica de la Santísima Trinidad, ubicada en la avenida de Las Américas y que es parte de la Universidad Católica. De allí, más de 10 obreros bajaron la escultura de cobre este 28 de mayo.