La gira del secretario de Defensa de Estados Unidos Leon Panetta por América Latina se enmarca en la estrategia de reducir gastos y compartir responsabilidades en la lucha antidrogas, y Colombia se inscribe como su principal aliado en la región, señalaron analistas reunidos en México.
Tras visitar el lunes y ayer Colombia, donde su estancia estuvo dominada por el tema del combate al narcotráfico, Panetta viajó a Brasil y este jueves parte a Chile, donde se espera que analice el tema de la seguridad y la colaboración en el combate al crimen trasnacional.
La visita de Panetta se produce después que la reciente cumbre de las Américas, reunida en Cartagena, encomendara a la Organización de Estados Americanos (OEA) revisar todas las políticas y alternativas frente al combate contra las drogas en el continente.
En Cartagena, el presidente estadounidense Barack Obama, admitió -en una posición inédita para un mandatario de ese país- que se abra el debate y se incluyan temas como la preocupación por el contrabando de armas desde Estados Unidos hacia sus países vecinos.
Para el presidente del Colectivo por una Política Integral Hacia las Drogas, el mexicano Jorge Hernández Tinajero, al aceptar buscar otras opciones Washington reacciona “ante el evidente malestar de la región de los resultados que ha tenido la política de antidrogas en los últimos 40 años”.
Tinajero subraya que “existe una preocupación genuina de las naciones centroamericanas y de México al ver cómo se deteriora la vida democrática de los países, las condiciones de desarrollo social y de oportunidades económicas, cuando uno está marcado por una guerra que es imposible de ganar en los términos en los que está planteada”.
La más clara expresión de ese malestar fue el pedido del presidente de Guatemala, Otto Pérez, para buscar alternativas que podrían incluir la despenalización y regulación de las drogas, una senda planteada antes por los expresidentes Fernando Henrique Cardoso de Brasil, César Gaviria de Colombia y Ernesto Zedillo de México.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, calificó la semana pasada de “valiente” la posición de Pérez, en contravía de lo expresado por otros mandatarios de izquierda del continente como el salvadoreño Mauricio Funes o el nicaragüense Daniel Ortega.
“El problema del narcotráfico es un problema de responsabilidad compartida, así se estableció en la cumbre de las Américas. Hay tiempo para decantar diferentes posibilidades y posiciones y vamos a ver alternativas distintas”, explicó a la AFP el chileno Francisco Cumsille.
Cumsille, director del Observatorio Interamericano de Drogas de la OEA que participó en el foro organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló que la revisión que haga la OEA debe tener en cuenta todas las experiencias, incluyendo la de Colombia.
Ese país ha permitido el ingreso de tropas estadounidenses, pero también ha entregado bajo la guía de Washington apoyo a otros países, por ejemplo entrenando a miles de policías de México y Centroamérica, una iniciativa que podría ser replicada.
“La alianza que tenemos en Colombia es un ejemplo que esperamos poder desarrollar en otros lugares”, resaltó el lunes Panetta durante una visita a una base militar colombiana.
Edgardo Buscaglia, especialista de asuntos de narcotráfico de la Universidad de Columbia, cree que “ Estados Unidos está intentando utilizar a Colombia como una salida políticamente correcta para poder de alguna manera implementar medidas y financiar acciones en el campo ” en México y Centroamérica.
Para el Pentágono, que debe reducir personal y gastos en los próximos años, una mayor implicación de otros países en entrenamiento, logística e inteligencia para atacar al crimen organizado, es un alivio.
Recientemente, Estados Unidos firmó un acuerdo con Brasil y Bolivia para combatir el cultivo de coca en zonas fronterizas de los dos países sudamericanos, pese a sus diferencias con el gobierno de Evo Morales.
Buscaglia señala que un campo a explorar es el de la justicia, donde la “ cooperación internacional es claramente requerida y Colombia tiene que formar parte de la orquesta sinfónica a la cual México debe recurrir para poder empezar a investigar mejor, a procesar mejor, a acusar mejor y a sentenciar mejor ” .
México, principal punto de paso de drogas procedentes del sur del continente hacia Estados Unidos, registra más de 50.000 muertes desde fines de 2006 por disputas entre carteles y los operativos para combatirlos, aunque la cifra incluye también a civiles ajenos al crimen organizado.
En Centroamérica, tan sólo en 2011, la cifra de asesinatos relacionados con el narcotráfico llegó a 20 000.
Buscaglia, partidario de la despenalización de las llamadas drogas blandas, advierte que reproducir la iniciativa militar del Plan Colombia en otras regiones “será un fracaso en términos de tráfico de drogas, en términos de violencia y en términos de salud”.