La vivienda en la que permaneció retenida la pequeña Edith C., de siete años, aún es custodiada por agentes de la Policía. Dos uniformados de distrito Pascuales, en el noroeste de Guayaquil, evitan que extraños se acerquen a la casa, una sencilla construcción de caña, del tipo Hogar de Cristo, levantada sobre una pendiente en el sector de Monte Sinaí.
En el patio de la vivienda hay cuatro colchones y ropa colgada en cordeles. Aunque las investigaciones aún no revelan si la niña permaneció allí los 18 días de su cautiverio, los vecinos dicen que nunca vieron nada extraño.
“No recuerdo haber visto a ninguna niña en esa casa, parece que esa gente solo llegaba por la noche”, dice una mujer que lava ropa cerca de allí.
Dos agentes de la Unidad Antisecuestros (Unase) que participaron en el operativo de rescate dijeron en el parte policial que ubicaron la vivienda tras la confesión de Genaro M., uno de los sospechosos del rapto. Él y Jorge V. fueron detenidos a las 18:00 del martes, cuando se movilizaban en un taxi amarillo sin placas por la calle Urdaneta, en el centro de la ciudad. Uno de ellos, según el parte, portaba un revólver.
No obstante, la detención de ambos hombres no habría sido fortuita. El fiscal de la Unidad Especial de Plagio y Extorsión, Francisco Campodónico, quien encabezó el rescate, manifestó que las llamadas sucesivas hechas a los teléfonos de los abuelos paternos y del padre de la niña habrían permitido identificar con anterioridad a los captores.
El padre de la menor retornó de EE.UU. cuando se enteró del rapto. Su padre mencionó que había emigrado a ese país hace 3 años, luego de la muerte de su esposa, la madre de Edith.
El ministro del Interior, José Serrano, dijo en la entrega de la niña a sus abuelos, la tarde del martes en Guayaquil, que el secuestro supuestamente sería el resultado de un ajuste de cuentas por un caso de narcotráfico.
Según los archivos de la Policía, Genaro M., de 21 años, señalado como el autor material del rapto de la menor, al momento de su aprehensión no registraba detenciones anteriores ni órdenes de detención vigentes.
La vivienda donde estuvo retenida la pequeña era custodiada por Cristian D., de 28 años, junto con una adolescente de 17 años, identificada como su pareja.
La Policía presentó como evidencias presuntamente halladas dentro de la vivienda un revólver, una cartuchera, además de inhalador. El fiscal Campodónico dijo que los secuestradores sabían que la pequeña sufría de asma, y por ello utilizaban el dispositivo.
Edith fue rescatada sin signos físicos de maltrato. Los agentes de la Unase la encontraron oculta debajo de una cama. Cuando fue entregada a sus abuelos, la pequeña aún vestía el chalequito de ‘jean’ con el que fue rescatada.
El juez XXVI de Garantías Penales del Guayas, Virgilio Matamoros, dispuso el mediodía del martes la prisión preventiva para los tres adultos detenidos, por los delitos de tenencia ilegal de armas y plagio. Los tres fueron presentados a los medios durante el acto de entrega de la niña a su familia, y luego fueron conducidos a la Penitenciaría del Litoral.
Según el Fiscal, la versión de los familiares de la pequeña ayudaron a identificar a los sospechosos del secuestro. Campodónico lamentó, sin embargo, que “una fuga de información” haya impedido ubicar a los autores intelectuales del rapto.
Durante el operativo de rescate de la menor, la Unase también allanó dos viviendas, cercanas entre sí, ubicadas en el centro de la ciudad. Cuando los agentes llegaron, los inmuebles ya había sido desalojados. La Fiscalía espera que las versiones que rindan los detenidos junto con las declaraciones entregadas por la familia de la niña conduzcan a localizar a los autores intelectuales.
Debido al proceso de investigación, la menor y sus abuelos fueron incluidos dentro del programa de testigos protegidos de la Fiscalía. La vivienda que ocupaban en el sur de la urbe ahora permanece cerrada. Para la pequeña Edith, la Fiscalía le asignó tratamiento psicológico especial.
Punto de vista
Eva Cevallos / Psicóloga
‘Apoyo a la niña es primordial’
La pequeña pudiera necesitar un tratamiento prolongado, porque después de pasar por una situación traumática, queda lo que se denomina un estrés postraumático. Eso hay que trabajarlo con técnicas cognitivas conductuales. En las condiciones en las que la niña estuvo, debe haberle generado una serie de trastornos fóbicos, pánicos, muchas cosas. Primero hay que valorarla para determinar su situación.
En lo físico puede que la niña haya sido bien atendida, incluso bien alimentada, pero las huellas en su estado emocional pudieran ser profundas.
Hay técnicas de ayuda que son efectivas, como la de desensibilización, para poder descargar ese impacto que la niña sufrió.
La ayuda también debe ir dirigida a su entorno más cercano, por que también la familia debe haber vivido el sufrimiento. La niña pudiera estar muy aprensiva, aunque por fuera no lo aparente.
Empresario rescatado
La Unase libró de su cautiverio a un empresario de El Oro, dedicado a la actividad minera en la parte alta de la provincia. La víctima fue secuestrada por desconocidos cuando se movilizaba en su vehículo el viernes pasado.
El empresario fue hallado en un sector de la isla Bravito, en el archipiélago de Jambelí. Según la Policía, los secuestradores fueron rastreados por que utilizaron las tarjetas de crédito de la víctima para hacer compras en locales comerciales.