Bandas usan pasos clandestinos aéreos para el tráfico ilegal

Soldados de la Brigada Andes destruyeron una tarabita en el sector de El Brinco. Foto: Cortesía Ejército

La patrulla camina por un sendero de tierra que se abre paso entre árboles de eucalipto. En el sector fronterizo de El Brinco, en Carchi, un soldado da la alerta. Al frente hay un cable trenzado que se extiende desde el tronco de un árbol y cruza hacia Colombia. Los militares saben que ese tipo de estructuras son utilizadas para perpetrar actividades ilegales. Por eso, la orden es destruirlas de inmediato.
Los uniformados incorporaron sierras a su equipo cuando salen a los patrullajes. Con ellas cortan los cables de acero para inhabilitar las tarabitas que han sido instaladas ilegalmente por bandas delictivas sobre los ríos Carchi y San Juan, en el límite internacional.
Las investigaciones de la Policía y los informes militares identificaron 36 sitios en Carchi en los que se colocan cables aéreos y puentes improvisados con mayor frecuencia. Las tirolinas están equipadas con canastillas, poleas y boyas. Así permiten transportar personas y objetos pesados.
El coronel Pablo Merino, comandante de la Brigada de Infantería 31 Andes, que tiene a su cargo la seguridad en esta parte de la frontera, señala que las patrullas deshabilitan las estructuras, pero cuando se retiran, las bandas vuelven a colocarlas. En los últimos seis meses se han destruido 50.
Además de detectar tránsito de personas, en los informes de Inteligencia indican que los cables sirven para ilícitos: tráfico de drogas, armas, combustible y contrabando de ropa y otra mercadería.
En esos informes también se señala que el negocio resulta “lucrativo” para las organizaciones delictivas.
Las pesquisas señalan que la construcción de cada línea está bajo la supervisión de mafias. El costo de una tarabita de 40 metros de largo asciende hasta los USD 100. Los cables se sujetan a troncos de árboles gruesos, rocas grandes o en cimientos elaborados con varillas o caña guadúa.
Luego, las bandas sacan réditos económicos. Los datos de Inteligencia arrojan que el costo por cada paso fluctúa entre USD 20 y 60, por persona.
Estas estructuras han sido localizadas también en terrenos privados que se extienden a lo largo de la frontera. En Urbina (Carchi) hay investigaciones para conocer si los propietarios cobran “peajes” por dejar utilizar estas estructuras.
Tanto en Colombia y Ecuador se investiga a los responsables de colocar estos pasos elevados, que se extienden hasta los 100 metros de longitud, según el ancho de los ríos o quebradas que dividen la frontera.
Una de las últimas intervenciones de los militares fue precisamente en El Brinco, el 15 de enero. La patrulla entregó los 60 metros de cable y otras evidencias a la Policía.
Los pasos fronterizos ilegales son detectados en los patrullajes que realizan los soldados por tierra o mediante sobrevuelos. Las Fuerzas Armadas de Ecuador y de Colombia intercambian la información y coordinan las acciones, como parte del Plan Espejo, que fue creado por los dos países para enfrentar la inseguridad en el límite internacional durante la actual pandemia.
Según Ramiro Andrade, comandante de la Policía en Carchi, los sectores más recurrentes en donde se colocan estos pasos fronterizos no autorizados son Cuatro Esquinas, Río Carchi, El Brinco y Urbina, en Tulcán. Durante los operativos policiales se ha detectado el paso de migrantes que ingresan a Ecuador por esta vía.
Andrade explica que una vez que estos ciudadanos han entrado al país no se los puede deportar, porque hay un amparo que favorece especialmente a los migrantes venezolanos en condición de movilidad. En esos casos, la Policía revisa que no lleven armas o drogas.
El uniformado explica que muchos viajeros son reclutados por bandas de narcotráfico, para que crucen por los pasos fronterizos ilegales llevando estupefacientes. En lo que va de este año 370 kilogramos de drogas han sido confiscados en Carchi y 25 migrantes, detenidos por esa causa.
Se presume que aceptan llevar productos ilegales a cambio de que les paguen el costo por el uso de las tarabitas, para cruzar de Colombia a Ecuador.
Las autoridades indican que la instalación de pasos fronterizos no autorizados es un problema que se concentra básicamente en Carchi. No así en Esmeraldas y Sucumbíos. Una de las razones es la geografía, que es más permeable.
El terreno, indican los militares, permite el tránsito por montañas. Incluso hay senderos que han sido abiertos para la circulación de personas y motocicletas. Mientras que en Esmeradas y Sucumbíos la frontera está cubierta por espesa selva que impiden el paso.