E. Ostaiza dice que La Roca no es segura

La situación de La Roca, la cárcel de máxima seguridad en Guayaquil, genera críticas. Édison Ostaiza, detenido por presunto narcotráfico en el caso Huracán de la Frontera, denunció esta semana, a través de una carta, que la prisión no tiene las extremas seguridades como se dice. Y por eso -dice- los internos han vivido atentados con explosivos desde el exterior y tres balaceras.

En octubre del 2010, en el perímetro externo de La Roca se registró la detonación de una bomba. Ese detonante dejó orificio en la pared y el hecho prendió las alertas entre los agentes élite de la Policía. Esto, porque había temor de una fuga masiva de prisioneros.

Hechos más recientes también dejaron en entredicho la seguridad en el lugar. El pasado 24 de enero, un interno fue asesinado con un arma 9 mm.

Nadie explicó cómo se introdujo ese armamento a las celdas de un centro de máxima seguridad, adonde han sido trasladados internos de alta peligrosidad, indagados incluso por el crimen de una autoridad penitenciaria. Los familiares dicen que cuando ingresan de visita les realizan un chequeo completo. “Pero no sabemos cómo entran las armas”.

Ostaiza indica que esta prisión “no está diseñada para seres humanos”. Tres policías vigilan detrás del vidrio de seguridad polarizado de la garita principal de ingreso.

Ellos son parte de los 96 uniformados asignados para la seguridad externa de la cárcel. Según el Ministerio de Justicia, allí se encuentran 86 internos. La capacidad de La Roca, según Justicia, es de 152.

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