Los restos de Alex Sinalema serán sepultados este 23 de octubre. Después de casi dos años de su desaparición. Foto: Vicente Costales/El Comercio
“Miren, aquí están los restos de su hijo”, le dijo el policía a Carlos Sisalema y Yolanda Ontaneda la tarde de ayer (21 de octubre) en la morgue. El agente, enfundado unos guantes de látex, recogió los huesos y los guardó en un cartón. “No lo abrirán. Pueden enfermar”, advirtió.
“¿Y cómo lo enterramos? ¿Así?”, respondieron. Los padres de Álex solo tomaron la caja y abandonaron la morgue. En casa la pareja utilizó unos guantes para levantar los huesos y esparcirlos en un pequeño ataúd que compraron días antes.
Esos detalles relataron la noche de este jueves 22 de octubre, a EL COMERCIO. Desde el miércoles velan los restos de su hijo en un local contiguo a su vivienda, ubicada en La Roldós, un barrio del noroccidente de Quito.
Hasta ahora no se conocen las circunstancias de su muerte. Álex desapareció el 12 de enero del 2014. El último rastro de su recorrido fue en el sector de El Condado. Conducía el vehículo de su cuñado. Nueve meses después, el 8 de octubre, la Policía localizó unas osamentas en Caspigasí, en San Antonio de Pichincha, a pocos kilómetros de distancia de El Condado.
Este mes se cumplió un año de ese hallazgo. Sin embargo, recién ayer la Policía entregó los restos a la familia, tras tener más del 98% de certezas de que esos huesos pertenecen a Sisalema.
Aunque hoy -viernes 23 de octubre- darán “cristiana sepultura” a los restos de su hijo, Yolanda y Carlos aún creen que hay cabos sueltos en la investigación. No hay detenidos por la muerte de Álex y recién hace cuatro meses se enteraron que la Policía localizó en febrero del 2014 el vehículo que él manejaba.
“¿Por qué no nos lo comentaron apenas hallaron el auto?”, cuestionan los padres. Además, los investigadores detectaron que el motor del vehículo no era el original. Eso, para la familia Sisalema, demostraría que desconocidos le robaron el auto.