Una detonación en un restaurante terminó con el festejo de Nochebuena

La noche del 24 de diciembre del 2017, se registró una explosión en un restaurante en el norte de Quito. Foto: Dimitri Barreto / EL COMERCIO

Todo cambio en segundos. Unos festejaban la Nochebuena, otros un cumpleaños. Un poco antes de la medianoche de este 24 de diciembre del 2017 una detonación terminó con las reuniones de familias enteras.
El segundo piso de este restaurante, que funcionaba en el norte de Quito, quedó sin techo, sin ventanas y con los fierros retorcidos.
En la planta baja, las luces de Navidad aún se prendían y se apagaban entre los vidrios que estallaron en diminutos pedazos.
Las botellas de colas quedaron botadas sobre las mesas. Igual ocurrió con los platos con arroz a medio comer.
En la cocina, las vajillas de las salsas quedaron unas sobre otras. Los sartenes aparecieron en el piso, las cucharas igual.
Afuera, los vidrios cubrieron una parte de la acera que da al restaurante.
Luis Alfonso Santacruz dice que ya había pagado la cuenta y que salía con su esposa y dos hijas. Cuando cruzaba por una de las ventanas sintió el estallido y se lanzó al piso.
Los vidrios alcanzaron a su hija de 20 años. Le llevaron al hospital y los médicos le cogieron 28 puntos.
Henry de la Cruz también estaba con toda su familia. Su abuelita fue llevada al hospital Pablo Arturo Suárez y dice que está en malas condiciones.
Su camisa blanca se tiñó de rojo cuando trató de ayudar a los heridos. Lloraba. Decía que llegaron para pasar un momento tranquilo y que terminó en tragedia.
Otro hombre gritaba junto a De la Cruz. Su auto estaba destruido.
Los socorristas que llegaron decían que no explotó un cilindro de gas, sino que “hubo una deflagración por el gas acumulado”.
44 tanques fueron hallados al interior del restaurante. Por ahora, todo está en indagación.
Testimonio
Henry De la Cruz: 'Fue un pánico ver las llamas y el destrozo en el restaurante'
“Estábamos sentados cerca al bufete y no sabemos cómo sucedió esto. Dicen que fue un tanque de gas. Mi abuelita, María Aurora Vega, de 82 años, estaba en una esquina.
Cuando explotó fue un momento de pánico, porque ver las llamas y todo el destrozo fue como volver a nacer.
Vi a mi abuelita en el piso. En ese momento intenté sacarle de los escombros. Mi mami gritaba. Yo estaba desesperado.
Vi que mi mamá ya estaba bien, mis tías estaban bien. La única persona que estaba en el piso, sin reaccionar, fue mi abuelita.
Tratamos de sacarle. Lo logramos, pero ella empezó a convulsionar.
Ahora, mi abuelita está en el hospital. Igual tengo a dos primos en el hospital. Uno de ellos tiene las costillas rotas.
Nosotros estábamos unos 10 familiares festejando la Nochebuena.
Decidimos venir a comer en este restaurante para pasar bien, pero no nos imaginamos que esto iba a terminar así de terrible.
Mire, los autos de mi familia están destrozados. Ahora estamos tratando de arreglar todo”.