Jael (blanco) y Alejandro revisaban ayer el cerebro de un auto. Foto: EL COMERCIO
Inteligencia policial no ha podido eliminar el lucrativo negocio de cerebros y piezas de autos que se desarrolla de forma clandestina en zonas de Quito. Eso lo reconocen los agentes y han identificado a la 24 de Mayo, Solanda o Cotocollao como puntos en donde se da este comercio ilegal.
Este Diario comprobó la facilidad con la cual las mafias ofrecen repuestos de segunda mano a los clientes. El contacto se hace personalmente o a través de llamadas telefónicas.
En el primer caso, los sospechosos se ubican en puntos estratégicos de la ciudad. En el sector de la 24 de Mayo, por ejemplo, tres desconocidos ofrecieron instalar en una hora el cerebro para un automóvil del año 1997. “¿Qué modelo es?, ¿qué cilindraje tiene? Sí justo tengo una computadora para ese carrito. Le cobramos USD 450. Probamos que se encienda. No se preocupe por eso”, decía uno de ellos.
Antes de esa breve explicación, el sospechoso, un hombre de unos 40 años con gafas y gorra, hablaba por teléfono con otra persona. “¿Qué fue, ya me tienes el cerebro? Ya voy a retirar”, reclamaba.
Esa clase de organizaciones delictivas manejan todo el negocio a través de comunicaciones telefónicas. Un investigador dice que a través de las llamadas se contactan con otros miembros de la banda y piden determinadas piezas de autos. De ahí que la instalación de repuestos es inmediata.
Incluso los sospechosos hacen seguimiento a las víctimas que manejan vehículos con las características requeridas.
Marco está convencido que le siguieron antes de robarle la computadora de su auto del año 2004. Ocurrió hace dos semanas en la calle Pradera, en el norte de la capital. Estacionó su vehículo a las 13:00 en la Zona Azul, fue a almorzar y regresó a la oficina. Cinco horas después bajó a la calle y notó el capó levantado parcialmente.
Encontró los cables cortados y el cerebro y las bobinas desaparecieron. “No estaba nadie en la Zona Azul; quería reclamarle por lo menos. No me quedó mas que pedir una grúa y llevar a una mecánica para que lo revisaran. Por las piezas que se llevaron sé que fue un trabajo bajo pedido”.
Ahora su automóvil está parado en un taller, porque no tiene dinero para repararlo.
Los agentes dicen que han identificado mecánicas en donde se hace el contacto con los sospechosos para conseguir los repuestos. A Fernando le robaron el cerebro de su carro el sábado 14 de marzo. Fue en la calle Bolivia, en el centro norte de Quito. Ese día él rindió un examen en la Universidad Central y abandonó su vehículo durante una hora. Al regresar se dio cuenta que la puerta estaba torcida. Los asaltantes se llevaron el cerebro y la radio.
Empujó su auto hasta un taller que encontró en el sector. El mecánico le ofreció una computadora en dos días. “El primer equipo no funcionó y mandó a traer otro”.
Datos del Ministerio del Interior y de la Policía Nacional señalan que las denuncias de robo de piezas de vehículos descendieron en el último año en el país. En el 2014 hubo 58 casos menos que en el 2013. Quito registra un alto índice por este delito (ver infografía).
Tras el contacto inicial, los sospechosos instalan los repuestos solo a domicilio. De esta forma evaden los operativos y el decomiso de la mercadería.
Investigadores de la PJ saben que estas mafias almacenan las piezas en distintas zonas de la ciudad. En septiembre pasado identificaron bodegas clandestinas en La Argelia, Ferroviaria Alta, Los Dos Puentes, La Magdalena, La Forestal, Solanda, Guamaní, Santo Tomás, Caupicho y la Santiago, todos estos barrios ubicados en el sur. Ese mes, los agentes ejecutaron un operativo en estos barrios y capturaron a 15 personas. Los detenidos manejaban una potente estructura delictiva dedicada al robo, almacenamiento, distribución y venta de piezas de autos, según datos oficiales.
En esa incursión tres personas fugaron. En la Policía no se descarta que los sospechosos hayan reclutado a otras personas para seguir con el negocio.
A Luis le robaron hace dos semanas la computadora de su auto modelo 1999, en la avenida Gaspar de Villarroel, a las 22:00. Invirtió USD 800 para reparar su carro de forma lícita.
En Quito, CompuCar es una de las empresas que se dedican a reparar y vender computadoras de vehículos legalmente.
Operan desde hace dos años. Alejandro Jaramillo y Jael Alfaro son los propietarios. Ellos se especializaron en Colombia y cuentan que “un pequeño porcentaje” de víctimas llega a su oficina, pues la mayoría opta por repuestos sin respaldo legal. De ahí que los precios que manejan no son bajos. “A veces los clientes nos dicen que les ofrecieron a USD 500 un cerebro. Les decimos que vendemos equipos con garantía de un año y les entregamos factura”.
Esa empresa trabaja con vehículos accidentados y declarados como “pérdida total” y a través de importaciones.
En contexto
Datos del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana reportaron un incremento de denuncias de robo de vehículos en Quito. En el 2014 hubo 2 678 denuncias, 253 más que en el 2013. Sin embargo, a escala nacional, la Policía dice que se redujo este delito.