9,4% de droga decomisada es de Quito

En La Mariscal.  El sector es uno de los más vulnerables a la venta de droga, según Antinarcóticos.

En La Mariscal. El sector es uno de los más vulnerables a la venta de droga, según Antinarcóticos.

Detrás de las rejas que colocó en su local, Gloria (nombre protegido) dice que la venta de droga en El Rosario, norte de Quito, deja intranquilos a los moradores. Precisamente, los vecinos colocaron los barrotes por seguridad. “En menos de dos años me han robado tres veces”, afirma temerosa de que le escuchen sus clientes.

Los vecinos señalan que el sector se ha vuelto inseguro en los últimos años debido al microtráfico e incluso atribuyen los robos a personas y a domicilios al mismo problema. “Desde las 17:00, las calles se vuelven intransitables, los estudiantes y personas que pasan por estas calles son robados por la misma gente que consume y que expende droga cerca del mercado de La Ofelia”, dice Enrique, propietario de una vivienda desde hace 21 años en el sector.

Según información de la Dirección Nacional de Antinarcóticos, El Rosario y La Ofelia son dos de los 10 sectores más afectados por el microtráfico en la capital. Entre ellos se encuentra también La Mariscal, San Roque, La Delicia, La Roldós, el Centro Histórico, el Comité del Pueblo, Quitumbe y La Concepción (ver infografía).

Desde el año pasado, la Secretaría de Seguridad reconoció que el microtráfico es uno de los mayores problemas de la capital. “Ya no es que nosotros tenemos aquí la droga y la pasamos a Europa o EE.UU., sino que en Quito tenemos algunos barrios donde hay distribuidores de droga”, aseguró Lourdes Rodríguez, secretaria general de Seguridad.

Según la Policía Antinarcóticos de Pichincha, en toda la capital hay al menos 76 sectores donde se ofrece droga. Las autoridades admiten que el microtráfico atrae a otra clase de delitos.

De hecho, en el 15vo. Informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, se atribuye a la venta de droga como una de las principales causas de inseguridad. Otros dos factores son la venta de alcohol y la existencia de lugares de diversión.

Junto a la barra de su restaurante, Luis tiene un bate de béisbol. Dice que con eso ahuyenta a los delincuentes en La Mariscal, quienes “desde que empieza a anochecer circulan por las calles buscando a quién robar”. Luis es alto y corpulento, sin embargo, eso no ha impedido que roben su local o a sus clientes generalmente en la noche y madrugada.

También compró gas pimienta. “Hay sectores como estos que así nos conozcan se debe andar precavido. Muchos roban locales o a personas para comprar droga o cuando ya están bajo los efectos de los alcaloides”.

De enero a mayo, Antinarcóticos de Pichincha realizó 250 operativos en la ciudad en los que detuvo a 349 personas, 22 de ellas, extranjeras. En el mismo período del año anterior, la unidad policial detuvo a 40 personas menos, dedicadas a esta actividad.

En esos operativos decomisó 1,6 toneladas de droga, según Antinarcóticos, para el consumo en Quito. La mayor cantidad fue marihuana (1,57 toneladas), seguida de cocaína (31,1 kilos) y 3 gramos de heroína. La cifra total del decomiso (1 603 858) representa el 9,4% de la droga incautada a escala nacional, que hasta este mes suma 17 toneladas.

La Policía asegura que el modus operandi de la venta de droga en las calles no varía. Se paran en las esquinas a plena luz del día o la venden mientras caminan por el sector. “La mayoría de personas son clientes fijos que ya reconocen a sus vendedores. Se acercan en vehículos o caminando”, sostiene uno de los policías que labora en la Unidad de Policía Comunitaria de El Rosario.

El uniformado asegura que los traficantes conocen las leyes y la forma en que pueden evitar ser detenidos aún con paquetes de droga en los bolsillos. “ Ellos no salen con muchas fundas, saben que por ocho o 10 gramos no pueden ser detenidos, se hacen pasar por consumidores y no se puede hacer nada. Trabajan entre amigos o familiares y la mayoría son mujeres embarazadas o con niños”, dice el oficial miembro de la UPC donde trabajan cuatro más.

Incluso, los policías de La Mariscal y de El Rosario afirman que durante los allanamientos a domicilios no encuentran la suficiente cantidad de droga para aprehenderlos. “Apenas nos miran se esconden y sin orden no podemos ingresar, pero cuando hay orden muchas veces no encontramos nada”, afirma un uniformado de La Mariscal, que opera en el sector desde hace seis meses.

Dentro del informe de Antinarcóticos, la Dirección señaló que también se expenden alcaloides en motocicletas. La mayor parte de alcaloides son transportados en camiones de verduras o productos agrícolas que se dirigen a los mercados de Quito.

El fiscal Galo Chiriboga en entrevista con este Diario, el mes pasado, afirmó que narcotraficantes buscan ocultarse en el país. Según el Fiscal, se realizó un análisis de la violencia criminal y se determinó que existe una pirámide encabezada por bandas que usan a Ecuador como ruta para vender droga. “Debajo de esas organizaciones hay otras de carácter intermedio que, con recursos del narcotráfico, operan para dar seguridad a la comercialización”.

El consumo interno

La encuesta del Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) determinó en el 2010 que el consumo de drogas y alcohol se inicia a una edad más temprana en Ecuador: 12 años y medio. En el 2005 era 13 años y medio.

Según la encuesta del Consep, la droga más ofrecida entre colegiales es la marihuana con un 17,3% de facilidad para el acceso, seguida por la cocaína con un 8,4%, la pasta base de coca con un 3,7% y otras sustancias.

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