La custodia de cárceles se convirtió en opción laboral de 480 jóvenes

La disciplina y las reglas la seducían desde pequeña. Al egresar de la Escuela de Ciencias Exactas de la Universidad Central del Ecuador, sin una opción laboral definida, Jenny Viera, de 25 años, se dejó llevar por su instinto y apostó por la Escuela de Guías Penitenciarios.

Inmigrante. Nacida en Poaló, parroquia de Latacunga (Cotopaxi), viajó hace cinco años a Quito para forjar una profesión. “Desde niña me adapté muy bien a los números y a las reglas, pude ajustarme al régimen militar. Mi padre trabajó dentro de las aduanas y debía seguir un régimen estricto”, refiere Viera, soltera.

Desde octubre, se destacó en el curso de guías en la Escuela Politécnica del Ejército (Espe) y al cabo de seis meses de formación se graduó con la máxima antigüedad entre 480 jóvenes.

Viera ahora viste traje de campaña azul, botas militares y una boina. Desde hoy servirá como guía penitenciaria, contratada por el Ministerio de Justicia, por un sueldo de USD 620 al mes, según esa Cartera.

“Tanto mujeres como hombres se portaron rebeldes al comienzo al mirar que una mujer nos comandaba”, relata Jonathan Moreno, esmeraldeño, compañero de aula de Viera. Desde el inicio fue jefa de tropa, la primera antigüedad, nosotros estuvimos ahí para darle su lugar, agrega.

“Ella me dio una mano, como a muchos compañeros, cuando no teníamos dinero nos ayudaba para alimentarnos y para tener un lugar donde dormir en Quito”, relata Moreno, de 20 años, quien dejó a su familia en la Costa durante el medio año de curso. El 30% de los nuevos guías proviene de Esmeraldas; el 20% de Pichincha. El 50% restante procede de 17 provincias del país (solo el 3% es de Cotopaxi, como Viera).

Andreína Gamarra, flamante guía, también es esmeraldeña y resalta cualidades en Viera. “Cuando debe ser firme lo es, pero jamás se le olvida ser sensible y humilde con sus compañeros”, dice la psicóloga, quien sin empleo también se inscribió en la escuela creada por Justicia.

La familia de la líder del grupo se encuentra en Poaló. Allí viven sus padres, sus cuatro hermanos y dos sobrinos. A ella le alegra que ahora contará con recursos para disminuir el impacto en su hogar. Por arriendo en Quito, donde vive sola, paga USD 350 al mes.

En Poaló el año pasado se libraba una pugna por la negativa ciudadana al proyecto de construcción del nuevo centro de rehabilitación social de la Sierra-Centro, que impulsaba el Ministerio de Justicia.

Viera evita hablar de esos incidentes. “No estuve al tanto de la discusión. Pero si la cárcel se fuese a construir en mi parroquia, no habría elegido trabajar ahí, porque nadie es profeta en su tierra”, sentencia. Ella cuenta que la ministra de Justicia, Johanna Pesántez, la felicitó el día de la graduación y, entonces, le confesó que el proyecto de la cárcel de Poaló sigue siendo su karma.

Pesántez dice que la antigüedad de Viera le causó sentimientos encontrados. “Fue un orgullo que una mujer sea la mejor graduada pero cuando supe que era de Poaló me recordó la pugna política y la oportunidad que perdió esa parroquia para generar empleo al construir el centro de rehabilitación Sierra-Centro”.

El capitán Pablo Méndez, quien estuvo a la cabeza del curso de guías en la Espe, sostiene que Viera se destacó desde el inicio de la preparación, en octubre. “Fue muy colaboradora, entusiasta, buena compañera, buena amiga y sobre todo buena estudiante”. La preparación a cargo de la Espe comprendió clases de Leyes, Derechos Humanos, psicología, normativa del sistema penitenciario, preparación física, entre otros.

Según Pesántez, la formación de guías busca cumplir con el Manual de normas internacionales de Derechos Humanos para instituciones penitenciarias de Naciones Unidas. Este recomienda un guía por cada 10 prisioneros.

En Ecuador hay un promedio de 16 900 privados de la libertad y 1 332 (264 mujeres y 1068 hombres) guías penitenciarios, incluidos los 480 (126 mujeres y 354 hombres) que se suman hoy.

Pesántez espera hasta fin de año contar con 1 500 custodios. “Según las normas internacionales requerimos al menos 1 700 civiles que cuiden el orden interno de las cárceles”, asegura.

El promedio de edad de los 480 nuevos guías penitenciarios es de 26 años. Ellos fueron repartidos en 20 prisiones. “Es una oportunidad de salir adelante. Voy a cumplir objetivos”, dice Moreno, asignado a una cárcel de Manabí.

Pese a que en Latacunga (allí está Poaló) había 19 cupos para nuevos guías, Jenny Viera optó por quedarse en Quito. Los 25 mejor puntuados en el curso de la Espe obtuvieron el derecho de seleccionar su plaza de trabajo.

Viera, quien ahora anhela inscribirse en ingeniería en Telecomunicaciones, escogió culminar la carrera de Ciencias Exactas en la U. Central. “Con el sueldo de guía voy a financiar mi tesis”.

La capacitación

Los 480 nuevos integrantes  del  denominado Cuerpo de  seguridad y  vigilancia penitenciaria se graduaron el 19 de abril pasado. En el Ministerio de Justicia se dice que la idea es crear una Escuela Penitenciaria.

560 nuevos aspirantes  a guías penitenciarios fueron preseleccionados para un nuevo proceso de formación en la Escuela Politécnica del Ejército (Espe). Al proceso se presentaron 4 000 jóvenes. Fueron sometidos a exámenes médicos, físicos, psicológicos e intelectuales.

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