Los seis extranjeros se acomodaron en la vivienda amarilla del barrio La Florida. Allí no solo se protegen de las frías noches de Quito, sino que también comparten sus ingresos, por la falta de empleo.
En el grupo hay dos parejas. Dos camas pequeñas colindan con los sillones de la sala de la casa. Sobre estos se acomodaban ayer los extranjeros para narrar la pesadilla que viven desde su arribo al país.
“Buscábamos una casa para rentarla, en la Mitad del Mundo. Cuando fuimos a preguntar por el precio del alquiler, un hombre nos gritó ¡fuera cubanos ladrones! A esa persona ni siquiera le importó que yo llevaba en brazos a mi bebé”, dice Martha, quien llegó al país con su compañero, Cristian, hace dos años. “A la xenofobia, se suma la falta de empleo y los problemas migratorios”.
Elvis mueve la cabeza de un lado a otro. Él no vive en la casa. Tiene papeles. Obtuvo la doble nacionalidad tras contraer matrimonio con una ecuatoriana hace tres años. El hombre de baja estatura y cabello negro narra que sus problemas se presentaron en el aeropuerto Mariscal Sucre. “Los cubanos deben pagar hasta USD 500 para ingresar a Quito. Caso contrario corren el riesgo de que sean regresados a la isla. Por eso, algunos compatriotas ya vienen con la idea de que deben traer una cantidad de dinero”.
Este Diario buscó la versión de la Dirección Nacional de Migración, a cargo del control migratorio de quienes llegan al país. Un portavoz dijo que no podía hablar sin autorización superior. Pero las estadísticas de esa dependencia policial revelan que el año pasado 192 ciudadanos cubanos fueron excluidos (16 por mes).
Eso significa que regresaron a Cuba antes de que pudieran ingresar al país: la Policía de Migración les impidió el paso en el aeropuerto. A ese grupo se suman 10 isleños que fueron deportados durante el 2011 (por falta de documentos o mal uso de estos).
En la sala de la casa de La Florida, Xavier, quien se encuentra en el país desde hace dos meses, relata que no fue víctima de extorsión para ingresar. “En el vuelo en el que venía de Cuba estaba un ministro y nos dejaron pasar”. No obstante, asegura que las exclusiones se han incrementado. Entre enero y febrero de este año, Migración excluyó a 62 cubanos del aeropuerto (31 por mes).
El año pasado, 2 193 cubanos fueron censados a escala nacional (1 450 tienen visas de no inmigrante y 743 tienen visas de inmigrantes). De los 2 193, el 46% se encuentra en Ecuador de visitas temporal por deporte, salud o ciencia (estudios). El 26%, en cambio, corresponde a personas que están casadas con ecuatorianos o que tienen algún familiar. El 8% corresponde a profesionales que ejercen en el país.
8 448 cubanos no salieron del país desde el 2007, según la Policía. Si 2 193 están censados, ¿qué ocurrió con los otros 6 255?
Para Elvis, ese vacío se justifica en la cantidad de cubanos que se encuentran en el país como indocumentados porque no han obtenido los papeles para regularizarse. “Eso provoca que no consigan empleo y que no les paguen de forma adecuada”, manifiesta.
Un ejemplo de aquello, cuenta Martha, es lo que vivieron ella y su esposo al llegar al país en el 2010. Ella trabajó como empleada doméstica con un salario de USD 70 y él percibió USD 80 como ayudante en una panadería, en Riobamba. “Debido a que mi esposo no logra obtener la residencia ha tenido que trabajar en empleos temporales”, narra. A ese problema se suma que “en algunos casos, los cubanos no reciben el sueldo que les ofrecieron los empleadores al principio. Les pagan en menor cantidad”.
Entre el 2010 y el 2012, la Defensoría del Pueblo abrió seis expedientes por xenofobia contra cubanos. Un caso trata sobre el pedido de antecedentes personales de isleños por parte de Extranjería. Rosa, una mujer que trabajaba como maestra en Cuba y tiene su negocio de venta de comidas, cuenta que algunos caribeños han sido estafados. “Les entregan el dinero a supuestos abogados y estos desaparecen”.
Los cubanos permanecen en la sala de la casa y dicen que no desean regresar a su país pese a que han sufrido. Martha extraña a su hijo de 13 años, quien se encuentra en Cuba con sus abuelos. “No lo he llamado desde hace un mes porque no tengo dinero. Nuestra vida es difícil en Ecuador”.
‘Nunca sentí xenofobia’
Osvaldo Mollineda. Médico del Baca Ortiz.
Su experiencia. Es de La Habana y ahora médico tratante de Oncología.
¿Por qué vine a Ecuador? Porque mi novia es ecuatoriana. En La Habana yo estudiaba Pediatría y ella Ginecología y por esa razón vine acá.
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Para mí, este país es mi segunda Patria. Muchos sueños que tenía los he cumplido aquí, no me quejo de nada. Ecuador me ha dado trabajo, me ha dado cariño, me ha dado amistades y en estos años de estancia mi vida ha ido progresando y le repito: he cumplido mis sueños.
¿Cómo he aportado a este país?, pues le cuento que con otros doctores estamos publicando casos interesantes. Por ejemplo, tuvimos una infección por un parásito que se llama paragonimu y los resultados de esa investigación los estamos difundiendo en estos momentos.
Otro caso que está en investigación es el de un hongo que se llama histoplasmosis.
Yo llegué a Ecuador en el 2002 y desde el 2005 trabajo en Pediatría del hospital Baca Ortiz.
Entre el 2006 y el 2010 fui jefe del servicio de Epidemiología y ahora estoy en Oncología.
Pero antes de regularizarme en el país laboré en una floricultora de Cayambe. Allí estuve en el área de poscosecha. Trabajaba ocho horas, pero creo que fueron como cuatro meses.
Después estuve en una farmacia como dependiente hasta que poco a poco fui regularizando mis papeles, para comenzar a trabajar como médico.
Nunca sentí xenofobia. Otros que han llegado en este ‘boom’ de estos años dicen que sí.
‘Fui instructor de pesas’
Enrique Armando Salcedo. Médico / Eugenio Espejo
Su experiencia. Nació en La Habana y es especialista en neurofisilogía clínica.
Llegué a Ecuador hace 12 años por visitar a una familia que vive aquí hace mucho tiempo, y me quedé. Yo era médico y tenía la especialidad de neurofisiología clínica, pero no trabajé directamente como doctor. En un inicio fui instructor de pesas y de hecho ese fue mi primer trabajo, pues siempre fui deportista. Después vendí productos de nutrición; iba en bus o a pie. Incluso en ese trabajo daba clases: preparaba a la gente que vendía esa mercadería para que conocieran cómo actuaba la gente.
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Recuerdo que había personas que eran muy amables, pero también otras que se aprovechaban, pensaban que a un extranjero le podían sacar el jugo.
Supe que hay personas que te extienden un contrato de trabajo contrario a lo que tú habías hablado inicialmente. Eso me pasó por el 2002. Me dieron un contrato en el que se suponía debía apoyar en las ventas de productos de nutrición y resultó que tenía que hacer todo lo que se le ocurría al empresario. Es decir, no existe ninguna regla, ninguna ley, ningún beneficio en favor de nosotros.
Desde el 2005 comencé como médico, con la medicatura rural en el servicio de neurología del Eugenio Espejo. Desde el 2010 tengo un contrato, pero hice práctica privada en distintas clínicas. Me sigo preparando y así es como aporto a este país. No pienso volver a Cuba a asentarme, porque ya hice mi vida aquí. Tengo una esposa y una hija ecuatorianas y estoy tranquilo.
‘A mí me ha ido bien’
Marco Antonio Dehesa. Médico farmacéutico
Su experiencia. Preside la Asociación de Cubanos Residentes en Ecuador.
Llevo 17 años en el Ecuador. Tengo la doble nacionalidad, es decir, ecuatoriana y cubana. Dejé mi natal Guantánamo, porque me casé con una ecuatoriana que estudiaba en La Habana, tuvimos una niña y nos vinimos.
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A mí me ha ido bien. Soy farmacéutico, trabajo en el campo de productos naturales y represento al sector productivo de artículos naturales del país ante el Ministerio de Salud en una comisión asesora.
Además, soy director técnico de una empresa de productos naturales que se dedica a la importación y hago control de calidad en otra compañía.
Ahora, sobre lo que sucede después de que Ecuador abrió las puertas al mundo y quitó la visa (2008), sí se produjo una gran migración de cubanos y eso es una muestra de que sí pueden salir de ese país.
Lamentablemente ese permiso es para tres meses de turismo y muchos de ellos han usado esa visa para tratar de quedarse en el Ecuador, pero no se logran regularizar. La mayoría está en esa situación y sería importante llegar a acuerdos entre los dos países para buscar una salida.
Lo que pasa con la gente que no puede tener sus documentos en regla es que está en el limbo, porque tras un tiempo no pueden volver a Cuba y aquí tampoco pueden trabajar. Muchos están irregulares. En unos casos trabajan, pero no les pagan, los usan mes a mes. Sí se han dado muestras de xenofobia y ponen carteles pidiendo que se vayan.
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