No hay rastro de los ocho sicarios que vestidos con ropa militar y cubiertos los rostros con pasamontañas asesinaron el viernes a tres agricultores en el sitio El Perico, de la parroquia La Unión, del cantón Santa Ana (sureste de Portoviejo). Los policías del destacamento de Santa Ana y La Unión aún no tienen pistas de quiénes fueron los asesinos de los hermanos Nixon y Enrique G. y de su cuñado Pedro M.El padre de los ajusticiados, Enrique G., dijo que su familia no denunciará el crimen. “Nosotros cargamos y enterramos a nuestros muertos, el tiempo será el mejor juzgador”, señaló desde una casa de salud de Portoviejo, donde se recupera de una herida en la pierna izquierda producida por un disparo de una cartuchera (arma de fabricación artesanal).El padre de los dos fallecidos relató: “Nos hicieron arrodillar. Habían encontrado a mis hijos. Ellos y mi yerno llegaban del trabajo en el campo. Los matones insistían en el tema del robo de ganado. Dijimos que no sabíamos nada. Uno de ellos apuntó con una pistola a la cabeza de mi yerno y disparó”.Los hermanos Nixon y Enrique fueron enterrados en una fosa común del cementerio público de La Unión. En El Perico aún quedan las huellas del triple asesinato, el humo producto del fuego que consumió la casa de la madre de Enrique aún es visible a 100 metros.